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«Confío en que algún día el dalái pueda volver al Tíbet»

Apunta que el guía espiritual tibetano sólo se reencarnará en la región «si se respetan los derechos humanos»

¿Cómo ve la situación actual en el Tíbet? ¿Confía en que algún día el dalái y los refugiados puedan regresar?

Sí, no perdemos la esperanza. Y creo que será pronto, porque el dalái [Tenzin Gyatso, de 84 años, es Premio Nobel de la Paz y vive en el exilio en la ciudad india de Dharamsala desde la invasión china del Tíbet en 1950] es una persona muy querida. Dentro del pueblo chino cada vez hay más cercanía y cariño hacia el Tíbet, pero la relación con el gobierno comunista chino sigue siendo tensa, complicada. El dalái ya renunció a sus derechos políticos, y a la independencia del Tíbet, está de acuerdo con el estatus de región autónoma. Ahora bien, como ha señalado él mismo, sólo se reencarnará en un lugar en el que se respeten los derechos humanos, y lo hará por métodos legítimos, de lo contrario su linaje no tendrá continuidad.

Como sabrá, a finales de los años ochenta España se sorprendió con la noticia de que un niño granadino, Osel Hita, era la reencarnación de un lama, y lo llevaron a un monasterio en la India. Pero, 20 años después, este joven abandonó los hábitos, regresó con su madre y se hizo agnóstico. ¿Qué explicación da el budismo a este hecho?

No es el único caso, también ha sucedido con otros lamas. Mire, el budismo no es una institución, por ello no tenemos ningún rechazo hacia él. El dalái lama lo reconoció como la reencarnación de un maestro muy cualificado, pero para transmitir los conocimientos no es necesario estar en un templo ni tener una vida monacal. En la comunidad budista hay muchas formas de transmitir las enseñanzas y entendemos que si Osel es feliz así y se ha realizado como persona, pues perfecto, es una decisión respetable.

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