Luchar contra los tópicos y rumores que circulan sobre la comunidad magrebí y trabajar por la integración del colectivo en Gandia. Ese es el propósito de la asociación Basma («sonrisa», en árabe), orientada sobre todo a vecinos procedentes de Marruecos, pero también de Argelia e incluso gandienses que quieran colaborar en sus actividades.

En Gandia, a 1 de enero de 2018, había 1.566 residentes empadronados de origen marroquí, según las estadísticas del INE. Es la tercera comunidad extranjera de la ciudad, detrás de la búlgara y la rumana, la segunda si se suman los 371 vecinos de Argelia. Muchos ya tienen hijos nacidos aquí, la segunda generación.

La asociación la preside una histórica del activismo en favor de los derechos de los inmigrantes en Gandia; Naima Ben Maarouf, que llegó hace 20 años y actualmente trabaja como mediadora en el centro de menores de Ròtova. El secretario es Abderrahmane Elayche y el tesorero Abderrahim Ddlala. Este último ya estuvo, con otros compañeros, colaborando vendiendo helados en el parque de Sant Pere en la fiesta solidaria que organizó la plataforma «Refugiats Benvinguts Gandia» el 24 de octubre de 2015 con el fin de recaudar fondos para los refugiados sirios, en pleno estallido de aquél conflicto migratorio.

Abderrahim tenía claro que Gandia necesitaba una asociación de carácter laico. «Organizamos actividades al margen de las mezquitas, tenemos un objetivo diferente», precisa. Por ejemplo, los cursos de castellano y valenciano que imparten dos mañanas por semana en su sede, en el Centre Associatiu Joan Climent.

«También colaboran con nosotros voluntarios de la asociación Saforaui, sobre todo con los niños a los que ayudan con los deberes del colegio», apunta Naima.

Además, cuentan con el apoyo del actual gobierno gandiense. «Para el ayuntamiento es una satisfacción que la comunidad magrebí esté asociada, porque eso nos permite tener una interlocución mejor e informarles sobre asuntos como empleo o el aprendizaje de la lengua a través de la oficina Pangea», señala el concejal de Políticas con la Ciudadanía, Nahuel González. «Y al mismo tiempo ellos pueden dar a conocer su cultura, que es milenaria, y muy rica, y aporta muchísimo a la ciudad», añade.

En la asociación también asesoran sobre cuestiones de Extranjería. Los marroquíes, tras cumplir los requisitos por residencia (10 años, a diferencia de los latinoamericanos, por ejemplo, que necesitan dos años) deben optar por tener una nacionalidad u otra, la española o la marroquí, ya que ambos países no tienen convenio de reciprocidad. Esto a veces les supone algún dilema, e incluso problemas legales en cuestiones de filiaciones, matrimonios o divorcios, ya que Marruecos sigue considerándoles sus nacionales toda la vida.

La próxima actividad que han preparado es un torneo de fútbol, orientado sobre todo a jóvenes, que se disputará los sábados 20 y 27 de abril y el 4 de mayo, en el polideportivo de Beniopa. Tendrá ocho equipos mixtos, tanto de origen español como marroquí.