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Un premio a 15 años de paciente espera

La falla Cambro vence con un monumento de Juane Cortell, artista que debutaba en la comisión - La entidad celebra su 40 aniversario este 2019

Raquel Pons y Ximo Mifsud levanta al aire los banderines que les acreditan como vencedores. levante-emv

En el reloj del Ayuntamiento van a dar las 19.25 horas de la tarde. En la plaza Major de Tavernes de la Valldigna no cabe un alfiler pero aun así hay un silencio casi sepulcral. Se bajan del escenario los representantes de la comisión que acaba de recoger el banderín del tercer premio. Eso significa que en apenas unos segundos se nombrará el segundo y, por ende, se conocerá qué comisión se corona como la Mejor Falla del ejercicio 2019.

En la fila que le corresponde a los miembros del Cambro casi se pueden oir los latidos de los corazones saliéndose del pecho. Un segundo ya es una victoria, piensan muchos de ellos, para una entidad que ha aguantado paciente poder sentir esos nervios de quien aspira a vencer. Suena el segundo premio y se desata el júbilo en el barrio del Cambro. Quince años después de un histórico doblete, esta falla se corona como la mejor del municipio gracias a su monumento mayor.

En el escenario, la Fallera Mayor, Raquel Pons, y el presidente, Ximo Mifsud, levantan los tres banderines al aire. Los brindan a quienes les jalean en la plaza pero también a los que ya no están. A partir de ahí, lágrimas, abrazos, puños en alto, símbolo de la victoria. En Tavernes hay seis fallas y este año, todas ganaron. «Que bote el Cambro», gritaban desde las filas en las que minutos antes también se cruzaban los dedos deseando ser las vencedoras. De un plumazo se olvidó la rivalidad y un canto unánime de «germanor» inundó la plaza Major.

Y es que en el colectivo fallero local saben que ese banderín pone el punto y final a una etapa muy complicada para la que es la segunda comisión más longeva de la ciudad, que este año justamente celebra su 40 aniversario.

Desde que en 2004, con 25 años de historia, se consiguiera ganar tanto en mayor como en infantil, la falla no había saboreado las mieles del éxito. No fue por ganas, sino por necesidad. Como explica su presidente, Ximo Mifsud, la entidad tomó en su día una decisión que marcaría el futuro, tanto para bien como para mal: La adquisición de un casal propio.

Obras, hipoteca y demás gastos apretaban económicamente a la Cambro, que tuvo que sacrificar a hora de invertir en el monumento. La falla grande fue la gran damnificada. «Aun así seguíamos pasando dificultades. Se iba pagando todo pero los recursos para la fiesta eran cada vez más litados», explica Mifsud.

Aquellas carencias se paliaron con la imaginación y el esfuerzo de sus falleros y falleras, pero también con la paciencia, la que da el saber que, cada 17 de marzo, tenían reservados los últimos puestos de la lista de banderines a los monumentos. Durante unos años se renunció incluso a la fiesta nocturna, apostando por productos muy inferiores a los de las orquestas y espectáculos que antaño habían pasado por la carpa del barrio del Cambro.

Un punto de inflexión, a la vez que amargo por lo que conllevaba aquella decisión, fue cuando, en 2015, hace apenas cuatro años, se apostó reducir el monumento grande a la mínima expresión. Empezó el resurgir de la falla. Un faro hecho con vareta y algunos ninots elaborados por miembros de la propia comisión para rebajar el gasto de forma considerable. «Aquella decisión fue crucial. Quedaba muy poco para liquidar la hipoteca y ahorrando lo que nos teníamos que gastar en falla ese año buscábamos abrir el camino para sanear las cuentas y afrontar una nueva etapa», explica el presidente. «La Fallera Mayor de entonces lo entendió perfectamente y le estamos muy agradecidos», indicaba Mifsud.

A los aprietos económicos se sumaron muchas decepciones. La estrategia era apostar por el monumento infantil, pero en Tavernes la calidad de las fallas pequeñas es envidiable y a la Cambro nunca le tocó celebrar la victoria en estos quince años.

Con el 40 aniversario en el horizonte, la comisión pensó que había llegado el momento de, al menos, enorgullecerse de su monumento grande. Encomendó el trabajo al equipo de Juane Cortell, que, con su Mascarada, quince años después, ha vuelto a coronar a una falla que ha sabido, a base de constancia, paciencia y gestión, salir reforzada del bache.

En apenas cuatro años, la falla Cambro ha pasado de plantar un monumento artesano a coronarse como la Mejor Falla de Tavernes con una obra que ha recibido el beneplácito casi unánime del colectivo fallero de la ciudad.

Portal vence en infantil

Además de en el Cambro, la alegría se repartió en otro barrio de la ciudad vallera. La comisión que planta en la calle Major, Portal de Valldigna, se alzó con el triunfo al monumento infantil con un diseño de Víctor Hugo Giner Blasco. En segundo lugar quedó Passeig, tercero Prado, cuarto La Via, quinto La Dula y sexto Cambro.

En lo que respecta a monumentos mayores, a la ganadora le siguieron, por este orden, La Via, Passeig, Portal, La Dula y Prado.

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