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Patrimonio

Marsella no halla documentos del retablo de la Colegiata y remite al Archivo Nacional en París

El Arxiu Històric de Gandia ya ha recibido autorización para que un técnico escrute en los inmensos fondos documentales de la capital francesa

Marsella no halla documentos del retablo de la Colegiata y remite al Archivo Nacional en París

Aquella expresión de que todos los caminos llevan a Roma no sirve en Francia. En ese territorio, donde existe una de las administraciones más centralistas del mundo, casi todos los destinos acaban en París, su particular centro del universo.

Por eso no extraña que sea la capital gala el punto donde ahora se van a centrar las indagaciones para tratar de determinar dónde pueden estar las pinturas del retablo de la Colegiata de Gandia, perdido desde agosto de 1936, una obra de Paolo de San Leocadio de principios del siglo XVI que, como todo apunta, se encontraba en la Aduana del Puerto de Marsella en junio de 1938.

Inmediatamente se tuvo conocimiento de ese hecho, revelado por Levante-EMV el pasado 28 de abril, el Ayuntamiento de Gandia se puso en marcha para tratar de saber dónde puede estar ese tesoro artístico encargado al pintor italiano por la duquesa María Enríquez.

Àlvar Garcia, archivero municipal de Gandia, llevó a cabo sus indagaciones y solicitó información a la Dirección de Archivos del departamento (equivalente a la provincia en España) de Bocas del Ródano, cuya capital es la propia ciudad de Marsella.

En esa misiva oficial el archivero de Gandia trasladaba la información sobre el hallazgo de ese papel que habla de la existencia del retablo de la Colegiata de Gandia en el puerto de Marsella y solicita información sobre si existen más documentos sobre el tema.

La respuesta llegó hace apenas unos días a Gandia, también en forma de carta, y, de momento, no permite ser muy optimistas. Marie-Claire Pontier, que ostenta el cargo de Conservadora General del Patrimonio en el departamento de Marsella, informa a Àlvar Garcia que, tras su petición, se ha hecho un rastreo en cuatro fondos documentales del Archivo Departamental de Bocas del Ródano relacionados con asuntos culturales y con el tráfico en el puerto de Marsella. «En ningún caso se ha podido encontrar el rastro de esta obra de arte realizada por el pintor italiano Paolo de San Leocadio», señala la conservadora.

En la carta no se especifica si la búsqueda en los archivos se ha hecho de forma telemática o si se han mirado también los documentos originales, pero sí se concreta que la labor se centró en los fondos de la Aduana de Marsella, en el Servicio Marítimo del puerto y en otro apartado que se dedica a «asuntos culturales».

El mayor archivo de Europa

Aun así, la misma conservadora general del Patrimonio del departamento de Bocas del Ródano no da por cerrado el caso y, consciente del interés mostrado en Gandia por este tema, aconseja al archivero Àlvar Garcia que inicie el proceso para acceder a los Archivos Nacionales, situados en Pierrefitte-sur-Seine, al norte de París. Se trata de un inmenso edificio inaugurado en 2013 por el entonces presidente de la República Francesa, François Holland, que constituye el depósito archivístico más grande de Europa.

Para que no cunda el desánimo en la búsqueda, la conservadora de Marsella puntualiza a Àlvar Garcia que en esos archivos figura un inventario «consagrado a la salvaguarda de los tesoros españoles», un epígrafe que supone un buen punto de partida.

Dicho y hecho. El archivero gandiense tramitó inmediatamente la circular para el permiso de acceso a ese inmenso fondo documental, y hace unos días llegó la respuesta afirmativa. Todo, por lo tanto, está a punto para que la persona a la que autorice el Arxiu Municipal de Gandia se sumerja en ese mundo de papeles.

Obviamente, la clave de partida es saber si existe algún documento que diga quién y adónde se llevó el depósito del puerto de Marsella que, si no se ha dado una información errónea, en junio de 1938 contenía los cuadros de la Colegiata de Gandia.

Esa es, de momento, a única esperanza, y, como señaló Àlvar Garcia a este periódico, no se desperdiciará ninguna posibilidad de encontrar ese tesoro artístico que Gandia perdió en agosto de 1936.

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