Finaliza la legislatura y el Gobierno de Gandia, con PSPV-PSOE y la coalición Més Gandia al frente, no ha cumplido su promesa electoral de devolver a la ciudad a la Mancomunitat de Municipis de la Safor. Gandia abandonó el ente comarcal en enero de 2013 por decisión del exalcalde popular Arturo Torró.
Con el cambio de gobierno los esfuerzos han ido encaminados a liquidar la deuda que la ciudad tenía con la Mancomunitat, requisito indispensable para activar el proceso de «reconexión». En total, 500.000 euros que se han ido amortizando anualmente, a razón de unos 100.000 euros.
Pero esa deuda se liquidó a finales de 2018 y durante este 2019 no ha habido ninguna novedad al respecto. El presidente de la Mancomunitat y alcalde de Xeresa en funciones, Tomàs Ferrandis, lamenta que Gandia no se haya esforzado más por volver al ente comarcal tan pronto como ha podido. Es más, es muy crítico con la gestión que ha seguido el gobierno gandiense, y señala en concreto al departamento municipal de Servicios Sociales, que dirige Nahuel González. «No se ha ido por el camino correcto, se han externalizado numerosos servicios a empresas privadas», apunta Ferrandis. Esto, en su opinión, supondrá un problema en el caso de que Gandia quiera volver, «porque el secretario municipal podrá emitir informes en contra al existir duplicidad de servicios».
Ferrandis pone como «buen ejemplo» el de Tavernes de la Valldigna, que ha seguido apostando por mancomunar determinados Servicios Sociales. Con todo, cabe recordar que el gobierno vallero, de Compromís, se salió, y por tanto se ahorró su cuota, de la Mancomunitat de la Valldigna, un ente especialmente conocido por su actividad cultural.
Por otra parte, celebradas las elecciones municipales el pasado 26 de mayo, la constitución de la nueva Mancomunitat se prevé para el mes de septiembre. Ferrandis no optará al cargo, ya que, como anunció, se retira de la vida política municipal y no repite como concejal. En cualquier caso, y al ser un órgano básicamente de gestión, se volverá a la fórmula de un «triunvirato» para la presidencia con los principales partidos.
