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Un recinto lleno de fosas en el que no es fácil saber dónde se encuentran los cuerpos

? Núria Marín, presidenta de la asociación de familiares de fusilados en el cementerio de Gandia que se está constituyendo, explicó ayer que, salvo el caso de Tomás Albero Torres, cuyo hijo asegura conocer a ciencia cierta dónde fue enterrado, no va a resultar nada fácil encontrar los cuerpos de las otras personas represaliadas. Con Albero se pasó por las armas, el mismo día, a otras seis personas que podrían estar junto a este cadáver.

Pero, al menos de momento, nada se sabe del resto de las 62 víctimas del franquismo. «Nos gustaría contar con testimonios de familiares», cuenta Marín, consciente de que puede haber personas que, por experiencia propia o porque se lo han contado otros, tienen información que permitiría saber el lugar en el que se depositaron los cuerpos.

Todo apunta a que, en esa época, en el cementerio de Gandia había zanjas donde, además de las víctimas de la sangrienta represión franquista, se iban depositando cuerpos de personas sin recursos, aspecto que pueden complicar aún más la posible búsqueda.

Núria Marín añade que, al margen de lo que se pueda hacer, la intención es solicitar la colocación de una placa conmemorativa en ese lugar donde figuren inscritos los nombres de las personas fusiladas para que sus familiares, independientemente del punto exacto en el que se encuentren, les puedan recordar dignamente.

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