h ace un año y medio comenzamos las movilizaciones en defensa de nuestros derechos que serán inexorablemente los que todos reivindicarán cuando lleguen a formar parte de este colectivo. Entiendo que el voluntarismo ha sido máximo entre las personas preocupadas por esta situación, y aunque los resultados no hayan sido como hubiéramos querido hay una lectura importante y es que en un plazo mínimo de tiempo se ha organizado a nivel de todo el estado una red de asociaciones y colectivos con los mismos objetivos, liderados por la Coordinara Estatal en Defensa de las Pensiones Públicas, que va a ser el embrión de una transformación de nuestra sociedad.

El primer aspecto a considerar, y que es el tema prioritario de nuestras actividades, viene referido a que el problema de las pensiones no está determinado por la existencia o no de dinero público, si no por la ideología y el respeto. Cuando un grupo responsable tiene claro cuáles son las medidas prioritarias, dedica todo su esfuerzo a conseguirlas, pero cuando estas medidas no van dirigidas hacia el bienestar de quien ha hecho posible que estos dirigentes puedan decidir, nos encontramos con un contrasentido que va en perjuicio de nuestros intereses. Si cuando, además, creen que las personas que nos encontramos en un estadio aparentemente improductivo no servimos para nada tenemos el cóctel servido.

Es cuestión de plantearse que los responsables tienen la obligación de considerar a este grupo como merecedor de ser respetado. Y siguiendo este hilo, nosotros tendremos que ganarnos el respeto de la sociedad. ¿Cómo? Propiciando con nuestras actividades un cambio que permita acercarnos a una forma de vivir en que predomine la igualdad de oportunidades y la justicia social.

En este sentido tenemos que abrir nuestras actividades a todas las situaciones que lo requieran, ya que en el mundo en que nos encontramos todo está relacionado. No podemos permanecer impasibles ante la hegemonía de los bancos y grandes empresas, ante los Tratados Internacionales de Libre Comercio, de los que nadie habla pero que están hipotecando nuestro futuro (habiéndolo comprobado con el problema actual de la naranja), ante los fondos buitre que están destrozando el derecho a la vivienda (recogido en la Constitución), ante la Ley Mordaza, ante las tasas judiciales (que hacen que muchos no puedan litigar aún teniendo razón), ante los desahucios, ante la normalización de los trabajadores pobres (es ignominioso aceptar que teniendo trabajo no se pueda vivir), ante la aceptación de pensiones que no permiten no una vida digna, sino una vida indigna, ya que con lo que les llega no pueden vivir, ante una justicia que prima el robo de algunos, ante expresiones de grupos que se les llena la boca a algunos autoproclamados constitucionalistas pero solo de los artículos que les interesan, dejando de lado aquellos apartados que más afectan a la mayoría, ante aquellas decisiones de políticos que van claramente en beneficio de unos pocos y en detrimento de la mayoría.

El sistema neoliberal ha trabajado muy bien, consiguiendo que el ejemplo a seguir sea el «individualismo». Uno, por su esfuerzo, puede y debe llegar, sólito, adonde se proponga. Esta carga de profundidad ha intentado destruir el asociacionismo y, aunque no lo ha conseguido, sí que ha conseguido el «asociacionismo individual». Me explico. ¿En la actualidad hay asociaciones? Sí, «més que gorros de bellota», pero casi todas con fines muy concretos y actuando de forma aislada (de ahí lo de individual). La red conseguida por la Estatal sería un medio para actuar en cada uno de los territorios como catalizador de plataformas en las que se unieran todos los grupos y asociaciones de matiz progresista (en el sentido de los que pretenden mejorar las condiciones generales) no con ánimo de protagonismo pero sí favoreciendo la relación entre ellas. De esta manera se conseguiría una fluidez en la información, de la cual carecemos en la actualidad, con convocatorias a la misma hora y el mismo día, aunando criterios, con la posibilidad de que la totalidad pueda apoyar a cada una de las reivindicaciones parcelares, y a la vez poder exigir de forma conjunta las medidas que consideramos necesarias para un mejor reparto de las posibilidades de esta sociedad.

Quizás un buen tema para favorecer estas plataformas pudiera ser la Defensa del Clima, tema que no nos atañe directamente, por la edad, pero sí que va a repercutir en nuestros hijos y nietos. Dado que formarían parte personas, grupos, asociaciones de distinta ideología, sería un medio para vehicular información a efectos de que todo el mundo llegara a concienciarse sobre el origen de todas nuestras dificultades, que no es otro que el espíritu predador y voraz de unos pocos.

Cuando uno repasa las actuaciones de ciertos grupos se puede apreciar que su único interés es el negocio rápido y las ganancias inmediatas, sin importar las consecuencias para el resto de la vida, incluida la vida planetaria.

Como veis, todavía nos queda mucho trabajo. Tendremos que demostrarle a la sociedad que trabajamos en beneficio de la mayoría. Con cierta dosis de egoísmo, ¿por qué no?, ya que ese bienestar general va a redundar en nuestro beneficio, lo cual no va en perjuicio de lo anterior, que también nos lo merecemos.

Nuestra actividad se interrumpe, pero para cargar pilas y empezar con más ilusión y fuerzas después del verano. Aprovechadlo para recuperar energías. Un abrazo.

Nos vemos el próximo mes de septiembre.