Son muchos los que durante días han pronosticado que la alcaldía de Oliva se iba a decidir muy pocos minutos antes del pleno de investidura, pero casi nadie sospechaba que eso iba a ser tan exactamente cierto.

Porque David González, de Compromís, que ayer volvió a ser investido alcalde de la ciudad, estuvo a punto de firmar un pacto con Projecte Oliva (PRO) que iba a convertir en alcaldesa a la cabeza de lista de esta formación, Yolanda Pastor. Eso ocurría a las 10.30 de la mañana y el pleno de investidura estaba fijado para las 11. En ese momento, media hora antes de iniciarse la sesión, el teléfono de González sonó y supo, por un interlocutor de Compromís de València, que los cinco concejales del PSPV-PSOE le iban a votar «a cambio de nada», lo que, junto a sus seis ediles, le convertían automáticamente en alcalde. Los representantes de PRO poco menos que se quedaron en la sala de comisiones con el bolígrafo en la mano y, efectivamente, el candidato de Compromís recibió los once votos que suponen la mayoría absoluta necesaria para que Pastor no fuese alcaldesa.

La llamada in extremis a González también tiene historia propia. Su teléfono sonó apenas diez minutos después de que Ana Morell, candidata del PSOE, se dirigiera a Carlos Fernández Bielsa, alcalde de Mislata y representante del partido en las negociaciones para alcanzar pactos en los municipios. Morell le dijo a Bielsa que la noche anterior la asamblea de Compromís de Oliva había rechazado repartirse la alcaldía dos años cada uno pero que, aun así, entregaba los votos a David González, como era deseo de la dirección socialista. Hasta Ximo Puig y Mónica Oltra estaban pendientes ayer de que ese «acuerdo» de Oliva se consumara.

En ese contexto, no extraña la imagen de auténtico funeral que ayer se vio en el pleno. Caras largas en los protagonistas de los tres partidos implicados. Los concejales de PRO por quedarse sin una alcaldía que ya daban por conseguida. Los de Compromís por las extrañas circunstancias en las que asumían nuevamente el timón del consistorio. Y en el PSOE porque ni siquiera Ana Morell ocultó a los presentes que votaba a David González casi en contra de su voluntad.

Oliva necesita a nuestros partidos

En el turno de intervenciones quien mejor se refirió a lo sucedido, tratando de dar explicaciones, fue Ana Morell. Tras retirar su candidatura a la alcaldía y anunciar el apoyo a Compromís dijo: «Oliva no necesita ni al señor González ni a la señora Morell, pero sí necesita a nuestros dos partidos». Y, a renglón seguido, desglosó algunos de los muchos proyectos en marcha que afectan a la ciudad, entre ellos el Enlace Sur de la N-332 a la AP-7, el centro de salud del barrio de Sant Francesc o la conexión de las carreteras que comunican con las playas de Piles y de Dénia. «El presente y el futuro de Oliva dependen de la Generalitat, de la Diputació de València y del Gobierno de España», sentenció Morell, en clara referencia a que los dos partidos que acababan de aupar al alcalde de Oliva están gobernando esas tres administraciones y que, por lo tanto, será más sencilla la interlocución para no perder ni un día en el impulso de esas importantes actuaciones.

El malestar más evidente lo escenificaron los seis concejales de PRO. De hecho, al recoger las medallas que les acreditan como concejales de la nueva Corporación municipal, solo uno de ellos, el joven Joan Mata, se brindó a estrecharle la mano a quien acababa de arrebatarles la alcaldía.

Desde que el 26 de mayo PRO ganó las elecciones en Oliva ha tenido dos oportunidades de situar alcaldesa a Yolanda Pastor y gobernar la ciudad. Una con los socialistas, con los que casi llega a un acuerdo que se frustró cuando estaban a punto de firmarlo. Y la otra con Compromís, con quien cerró un pacto que hoy podría ser el programa de gobierno para los próximos cuatro años en Oliva de no haber sido por las llamadas telefónicas que, al calor del Pacte del Botànic, convirtieron a David González en alcalde.