Jordi Juan será alcalde de Tavernes de la Valldigna otros cuatro años tras ser investido ayer. No consiguió mayoría absoluta pero fue suficiente con la abultada ventaja de concejales con la que cuenta tras los resultados electorales del pasado 26 de mayo. El candidato de Compromís recibió únicamente los votos de los ocho ediles con los que esta formación contará en la corporación municipal en la nueva legislatura.

La votación se llevó a cabo a mano alzada después de que todos los ediles, excepto la número dos de los socialistas, que no acudió al pleno al encontrarse de viaje de trabajo, tomaran posesión de su cargo.

La nueva corporación, compuesta por 17 concejales, cuenta con un total de 9 caras nuevas: Tres de Compromís, Mónica Palomares, Sergi González y Anna Bellver; los dos de Ciudadanos, Carlos Gimeno y Toni Franco; dos del PP, Salvador Bellver y Joaquín Sansaloni; una del PSOE, Lara Romero; y otra de l'Esquerra de Tavernes, la de su único concejal, Zeus Grau.

De momento, por tanto, arranca una legislatura con un gobierno en minoría de los nacionalistas. Durante esta semana, Compromís ha llevado a cabo conversaciones tanto con l'Esquerra de Tavernes, que cuenta con un concejal, como con el PSPV, que tiene dos. Los primeros descartaron de facto participar tanto en el gobierno como en la investidura por diferencias programáticas, como ayer mismo señaló en el pleno el propio edil. Con los socialistas, tras un primer encuentro, no se llegó a ningún acuerdo concreto, aunque algunas fuentes apuntan a que se seguirá negociando durante los próximos días o semanas para buscar la posibilidad de formar un gobierno conjunto, si es que finalmente hay entendimiento por las partes.

En su discurso de inicio de su tercera legislatura como primer edil, Jordi Juan apeló a la «responsabilidad» de todos los ediles y edilas que forman parte del ayuntamiento actualmente para, en una coyuntura sin ningún partido con mayoría absoluta, se puedan consensuar cuestiones que se consideren beneficiosas para la localidad, un argumento que vienen defendiendo desde el pasado 26 de mayo. También llamó a «olvidar el pasado», en referencia a los constantes enfrentamientos que las diferentes formaciones han mantenido más allá de la cuestión política.

El primer acto de Juan en esta legislatura fue el de imponer el escudo de la ciudad todos los ediles. Una muestra de que tal vez empieza a haber un talante diferente en las relaciones entre los diferentes partidos es que algunos de los representantes del resto de grupos no solo dieron la mano a Juan, sino que incluso se abrazaron en el momento en que este les entregó la enseña.

En su turno de palabra, los portavoces de los diferentes partidos hablaron de su posicionamiento de cara a la nueva legislatura. De los más duros fue Carlos Gimeno, de Cs, quien no dudó en hablar de «oposición contundente» en aquellas decisiones de gobierno que no considere acertadas.