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El Mercat del Prado no seduce

El concurso del Ayuntamiento de Gandia para adjudicar cuatro casetas que están cerradas queda desierto al no presentarse ninguna propuesta

Casetas cerradas en el interior del Mercat del Prado, ayer mismo. ximo ferri

El Mercat del Prado de Gandia no remonta. El 1 de octubre del 2014, el entonces alcalde, el popular Arturo Torró, inauguraba un nuevo edificio que tenía la intención de convertirse en un referente comercial y gastronómico en el centro de la ciudad. Se buscaba un proyecto que se asemejara al mercado de San Miguel de Madrid o el de la Boquería de Barcelona, reconvertidos en espacios donde no solo comprar sino también degustar recetas de todo tipo.

Nada más lejos de la realidad. En estos cinco años no ha habido forma de acercarlo a ese objetivo. El problema parece ser la poca rentabilidad que dan muchos de los negocios que allí se instalan. Esta situación ha vuelto a quedar patente en el concurso público que hace unos meses abrió el Ayuntamiento de Gandia para tratar de llenar de contenido las cuatro casetas que están vacías ahora de un total de ocho con las que cuenta la instalación.

El procedimiento ha quedado desierto porque no ha habido ninguna empresa que haya presentado su propuesta para instalarse en el Mercat del Prado. Y eso que las condiciones para acceder a uno de los puestos eran bastante ventajosas. El precio de salida del alquiler mensual era de 270 euros e incluía una plaza de aparcamiento en el parking del Prado y un trastero en el sótano. Se trata de una cantidad muy alejada de lo que pagan los locales que rodean el edificio en la plaza, aunque había posibilidad de incrementar el precio en la oferta.

Los pliegos incluían una cláusula que impedía que se pudieran presentar propuestas de actividades que actualmente funcionan en el establecimiento. Esto dejaba fuera, por tanto, frutería, bar, horno-panadería y tasca. Ropa, complementos, ultramarinos, conservas, floristerías, heladerías o cualquier otra actividad basada en la venta de género puede situarse en este lugar.

Actualmente, solo están en funcionamiento cuatro de un total de ocho casetas que forman el Mercat del Prado. También está en desuso el local de mayores dimensiones que ocupó los primeros años un supermercado. El ayuntamiento quiere destinar ese espacio para acoger actividades. Antes hubo un kiosko, carnicería, pescadería e incluso un espacio de venta de cerveza artesana, además de otros negocios que han cerrado por falta de rentabilidad.

Lo cierto es que, como se aprecia de un primer vistazo al edificio, prácticamente los únicos negocios que quedan en funcionamiento son los que dan directamente a la plaza o son fácilmente visibles desde fuera, mientras que los que quedan más hacia el interior del recinto no han corrido la misma suerte, algo que tal vez también influya a la hora de decidirse a optar a un puesto.

Según fuentes municipales, el problema no ha sido tanto el hecho de que no se hayan presentado ofertas, sino que aquellos que se han interesado han llegado con propuestas para abrir nuevos bares, algo que incumplía los pliegos de condiciones.

Una vez cumplido el plazo de un mes para la presentación de ofertas, el procedimiento recoge que, a partir de ahora, quien llegue con una propuesta se adjudicará directamente el puesto sin tener que pasar por el concurso, siempre que cumpla el pliego.

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