«Educación pública y educación privada. Dos modelos en debate» fue el título de la mesa redonda que tuvo lugar el martes en la Casa de la Cultura de Gandia, dentro de las actividades abiertas de la UEG. Moderada por el profesor de Educación Comparada Juan Manuel Fernández, puso sobre la palestra temas tan interesantes como polémicos, pero ninguno de los tres participantes discrepó en exceso en sus opiniones. Estuvieron el presidente de la Unió de Cooperatives d'Ensenyament Valencianes, Miquel Ruiz, el secretario de Estado de Educación en funciones, Alejandro Tiana, y el secretario general de Escuelas Católicas, José M. Alvira.

Las principales discrepancias surgieron con la cuestión religiosa. El representante de Escuelas Católicas se mostró, lógicamente, favorable a que esta asignatura se continúe impartiendo en las escuelas y dentro del horario lectivo.

Justificó su argumento «en los acuerdos firmados con la Santa Sede y en el derecho constitucional de los padres a elegir la educación que quieren para sus hijos, pero, sobre todo, en la idea de que la sociedad española no se puede entender sin conocer sus raíces y éstas son religiosas». Más ambiguo se mostró el secretario de Estado, quien reconoció estar ante un callejón sin salida: «El sistema español reconoce cuatro religiones (católica, judía, evangélica y musulmana), sin embargo, cada una de ellas se atiende de una manera distinta». En el caso de la católica, continuó Tiana, «el problema lo tenemos con los alumnos que no eligen Religión ya que los acuerdos con la Santa Sede impiden que a este sector se les ofrezcan asignaturas equiparables a otras materias y que puedan influir en su currículo».

La opinión más diferenciada en este asunto fue la de Miquel Ruiz quien defendió una escuela laica: «La confesionalidad no debe estar al servicio del sistema público. La escuela debería ser laica porque la sociedad es diversa y debemos educar a los jóvenes en la convivencia, el pluralismo ideológico y el respeto a la diversidad religiosa».

Antes de llegar a este punto el debate había incurrido en temas como la conveniencia o no de mantener el triple sistema de escuela pública, privada y concertada o la calidad de la enseñanza.

Miquel Ruiz opinó que en el momento en que reciben concierto «los colegios concertados forman parte de la red pública y como tal deben actuar» y se mostró favorable de estimular la autonomía de los centros educativos. Alvira, por su parte, negó que los colegios concertados hagan criba de alumnos, «porque las cifras reales demuestran que no es así».