Una intensa tormenta de verano puso fin, a media mañana de ayer, a un larguísimo periodo sin lluvias significativas que, en el caso de la ciudad de Gandia, se prolongaba desde el pasado mes de abril. La tromba, que alcanzó durante largo rato un régimen torrencial, dejó en apenas 20 minutos nada menos que 40 litros por metro cuadrado en el pluviómetro instalado en el edificio de l'Escola Pia, en pleno centro de la capital de la Safor.

A ese ritmo, la lluvia generó numerosos problemas en la ciudad, si bien no consta que ninguno sea grave. Tráfico paralizado en algunas calles, terrazas de bares levantadas y desprendimientos en varios edificios que obligaron a actuar a los bomberos y a la Policía Local de Gandia.

Gracias a la excelente red de evacuación de aguas pluviales que existe en la ciudad de Gandia, con grandes colectores que drenan al río Serpis o al barranco de Beniopa, no hubo inundaciones. Pero sí se dieron en algunos puntos de las urbanizaciones situadas entre Gandia y la playa.

La tromba tuvo una extensión muy limitada. Barrió la franja litoral de la Safor, desde Xeresa a Oliva, causando el corte de algunos caminos, e incluso carreteras de acceso a playas entre Daimús, Guardamar de la Safor y Bellreguard.

El registro pluviométrico más importante fue en ese punto de l'Escola Pia de Gandia, con de 45 litros por metro cuadrado. A partir de ese epicentro el acumulado se fue reduciendo, hasta el punto de que en muchas zonas de la comarca, como Tavernes o el área interior, ni siquiera llegó a llover.

A mediodía el cielo se despejó y el sol lució durante toda la tarde, lo que permitió recobrar la «normalidad turística» y llenar las playas de la comarca.