El debate sobre prohibir fumar en arena de las playas se ha despertado en la Comunitat Valenciana a raíz del primer municipio en aplicar esta medida. Se trata de Orpesa, en Castelló, que ha declarado zona libre de humo la llamada playa del Retor.
En paralelo, las autoridades locales de Cullera han anunciado que entrarán de lleno en ese debate y estudiarán si, de cara al próximo verano, se impide el uso del cigarrillo en sus playas, que alcanzan una línea de 15 kilómetros, o en algunos tramos que se señalizarían como playa sin humo.
En Gandia el ayuntamiento, que ha sido y es pionero en muchos aspectos de promoción de conductas saludables y contra el tabaquismo y otras drogas, esa cuestión todavía no se ha puesto sobre la mesa, y, caso de que ocurra, sería siembre con vistas al verano del año que viene.
Pero he aquí una iniciativa privada que sí ha puesto de actualidad el incivismo de muchos bañistas fumadores que lanzan la colilla a la arena, como si ese espacio fuera un basurero, una vez consumido el cigarrillo.
El hotel Villa Luz, uno de los últimos en remodelarse en esta ciudad, ha puesto en marcha una promoción consistente en canjear un vaso lleno de colillas por una cerveza. El cambio se hace en el chiringuito 8, que gestiona ese hotel. La empresa trata de llamar la atención indicando que una sola colilla contamina 10 litros de agua y tarda diez años en desaparecer en el mar.
«Pocas cosas generan mayor rechazo, malestar y protestas ciudadanas en una playa o en cualquier otro espacio de esparcimiento público que el comportamiento incívico de los fumadores en lo que respecta a deshacerse de las colillas de los cigarrillos, tanto por los malos olores como por la contaminación que provocan al medio ambiente», señala el grupo hotelero Magic Costa Blanca, propietario del Villa Luz, que destaca que la iniciativa «ha sido muy bien acogida por bañistas y usuarios del chiringuito».
Además del humo del tabaco, que puede molestar en jornadas donde la playa está abarrotada de personas, Gandia ya ha podido constatar el grave problema que genera el hecho de que casi nadie guarde las colillas para llevárselas y tirarlas en una papelera.
El pasado mes de julio, durante una campaña de l'Oceanogràfic de València en Gandia, la alcaldesa, Diana Morant, constató en primera persona que en un pequeño tramo de playa se hallaron cerca de mil colillas en la superficie o enterradas. Y eso que, obviamente, está prohibido tirar cualquier desperdicio a la arena, incluidas las colillas de los cigarrillos.
