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Medida

El gobierno de Gandia pone vigilantes en las piscinas para detectar a quien defeque

La concejala de Sanidad, Liduvina Gil, advierte que la práctica también puede suponer un problema de salud pública

La piscina de Roís de Corella, el día que permaneció cerrada. ximo ferri

Después de tres veces de tener que vaciar y volver a llenar la piscina de Roís de Corella, sin duda una de las que más bañistas acoge durante el verano, por la gamberrada de moda, defecar en su interior, el Ayuntamiento de Gandia no está dispuesto a tener que invertir ni más tiempo ni más dinero en arreglar lo que algunos consideran que hace gracia.

Por ello, en los pocos días que quedan de verano, se va a reforzar la vigilancia en las piscinas públicas de la ciudad. En primer lugar, para evitar que vuelva a suceder lo mismo y en segundo para tratar de pillar a quien siga tentado de depositar sus heces en el interior de la pileta, obligando centenares de personas a no poder hacer uso de este servicio.

A partir de ahora, habrá nuevos vigilantes en las piscinas públicas que se sumarán a los socorristas que ya ofrecen su servicio en ellas. Estos no llevarán ningún distintivo que los señale como tal para que puedan pasar desapercibidos entre los bañistas. Como ayer informó este periódico, cuando estos efectivos detecten que una o varias personas han defecado en el agua se dará aviso a la Policía Local, que acudirá y formalizará una denuncia por un delito contra la salud pública, que acarreará una multa económica para el autor o autores de la gracieta.

La concejala de Sanidad, la socialista Liduvina Gil, recordó ayer que, además de la molestia que le genera a la administración municipal tanto en trabajo como a nivel económico, esta práctica puede acarrear un problema de salud pública, ya que las heces contienen bacterias que afectan al bienestar físico de la personas. Más preocupante resulta cuando se trata, además, de un espacio en el que suele haber gran cantidad de niñas y niños.

La propia Gil desveló ayer cómo actúan las personas que llevan a cabo estas prácticas. En primer lugar señaló que suelen hacerlo casi siempre en fin de semana, cuando mayor afluencia de gente hay en las piscinas y también en jornadas de mucho calor, cuando también suelen estar bastante llenas. De ese modo, resulta más complicado pillar a quien defeca en el interior de la piscina.

Además, la concejala explicaba también que, en algunos casos, quienes realizan este reto viral ni siquiera deponen en el momento en el que se están bañando, sino que llevan las heces en una bolsa desde casa y, disimuladamente, las depositan en el agua, porque lo importante es cumplir con las reglas del desafío.

Liduvina Gil también pidió a aquellas familias que lleven a las piscinas niños o niñas pequeñas tengan la precaución de comprobar que no se han hecho las necesidades en el pañal o los biquinis antes de meterlos en el agua.

La aparición de heces en las piscinas ya ha tenido un coste que supera los 3.000 euros. Es la suma de los trabajos de limpieza y desinfección de las piscinas más el dinero que se deja de ingresar durante los días en que se encuentran las instalaciones cerradas.

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