Bien para la agricultura y mal para el turismo. Como es sabido, nunca llueve a gusto de todos. Si el agua caída con este episodio de la DANA alegra a los productores de naranja de la Safor, el disgusto ha sido mayúsculo entre quienes se dedican a un turismo que, en esta comarca, se fundamenta en esa oferta de sol y playa.

Septiembre es un mes magnífico para muchos establecimientos que prolongan la temporada alta con personas jubiladas y personas, generalmente sin hijos, que prefieren la mayor tranquilidad de este mes de transición del verano al otoño.

Con tantos días de lluvia, y los anuncios previos que, en esta ocasión, sí acertaron con el pronóstico, miles de personas han optado por cambiar de destino y buscar su lugar de vacaciones en otros puntos. Incluso cuando buscaban las playas. Durante estos días ha sido evidente el contraste climático de España. Inundaciones y desolación en áreas del centro y sur del Mediterráneo con jornadas de sol y cercanas a los 30 grados en Galicia y muchas zonas de la cornisa cantábrica.