El cierre al tráfico de la plaza Major de Tavernes de la Valldigna, ejecutado oficialmente a principios de esta semana (aunque ya se implantó durante las dos semanas des fiestas patronales), es solo una parte del proyecto integral de peatonalización del centro de la localidad. Así se desprende de los informes de viabilidad a los que ha tenido acceso Levante-EMV y lo confirmaba el concejal de Seguridad Ciudadana y Movilidad, Josep Llàcer.
Uno de los documentos de carácter técnico, elaborado por la Policía Local el pasado mes de agosto, deja claro que la propuesta «es viable» y, además, «positiva». Apunta que la prohibición de circulación de todo tipo de vehículos de motor afectaría, además de a la vía interrumpida actualmente, a las calles Major a partir del cruce con Doctor Fleming, L'u i el dos, Carnisseria, Metge Grau y el paseo del País Valencià.
El escrito permite desgranar algunas de las principales claves del proyecto que el Gobierno local de Compromís lleva barruntando y trabajando desde 2012, que quedó bloqueado cuando en una reunión en el salón de plenos un grupo de vecinos se mostró radicalmente en contra.
Como explicaba Llàcer ayer a este periódico, la idea es ejecutar el cierre al tráfico rodado «de forma progresiva» a lo largo de la presente legislatura y por ello se ha decidido empezar por la plaza. «Es una prueba piloto. Buscamos que las vecinas y los vecinos se acostumbren a usar cada vez menos el coche para desplazarse por el municipio, un cambio de hábitos», dentro de las pautas establecidas en el Pla de Mobilitat Urbana Sostenible (PMUS), elaborado mediante un proceso de participación. Desde el ejecutivo se busca «hacer pedagogía». «Hemos planteado una acción inicial para poder testar la viabilidad del proyecto», explicaba.
Así, el escrito de la policía deja muy claro que el cierre al tráfico de todo el centro tendrá unos efectos «muy positivos, visto que la gente (peatones) podrá transitar tranquilamente por las calles y, además, sin presencia de vehículos estacionados o circulando».
El informe afirma que, con esta medida, se mejora en cuestiones como la seguridad de los peatones, la imagen del municipio o el acceso a los establecimientos públicos o comerciales.
Además, también desgrana el problema de «saturación» que, asegura, sufre el centro de la localidad habitualmente. Habla de «vehículos aparcados sin posibilidad de rotación de puestos, mucho tráfico de particulares y transporte de mercancías por esas zonas, «donde la gente se acostumbra a infringir las normas a la hora de aparcar para realizar sus gestiones durante unos minutos».
Por ello, la idea es crear una «zona 10», en la que los vehículos que dispongan de permiso para poder circular por el centro no superen los 10 kilómetros por hora. Tendrán esa licencia los vecinos con garaje y los transportistas, para quienes se habilitarían zonas de carga y descarga y tendrían un horario limitado para el reparto de paquetes.
Todo ello está previsto que se regule con pivotes hidráulicos accionados de forma automática para acceder a cada vía y centralizados desde el retén de la policía. Esta inversión, en todo caso, no está prevista a corto plazo.
Puestos de aparcamiento
El informe reconoce «la desaparición de muchos puestos de aparcamiento» en la zona, una carencia que se paliaría con el parquing del paseo, al que se facilitaría el acceso y que cuenta con unas tasas muy bajas, y la habilitación de zonas verdes de estacionamiento rotatorio durante tiempo limitado.
El documento que evalúa la viabilidad del cierre también señala la necesidad de poner en marcha «un calendario de pruebas» con señalización «provisional» y «presencia policial continuada». A su vez, deja claro que todas estas medidas son reversibles en caso de que no funcionen.
