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50 años sin trenet

El ferrocarril que unía València y Alicante por la costa enfermó de falta de inversión en sus últimos años y feneció un 11 de julio de hace medio siglo

Uno de los tramos por los que circulaba el tren, concrectamente entre la Barraca d'Aigües Vives y la Valldigna. vicent m. pastor

«El tren de Carcaixent anava fins a Gandia. Començà a funcionar a l'any 1864 però, encara no duia màquina de vapor. L'arrosegaven en rocins y aques riberenques. Després ja li posaren màquina de vapor i anava cap a la Barraca d'Aigües Vives, costera amunt, bufant. I el Portitxol per a botar a la vall li costava lo més pujar-lo. D'allà dalt ja es veia la mar. Després, per Xeraco i Xeresa anava cap a Gandia». Con estas palabras recordaba el cantautor Paco Muñoz su «trenet ja desaparegut» antes de entonar la canción que lleva su nombre. Y es que el tren que unió Carcaixent con Gandia (y Dénia unos años después de su inauguración) permanecerá para siempre en la memoria colectiva de la comarca. Hace medio siglo que la línea ferroviaria se cerró, pero será muy difícil que su huella se borre. Eje vertebrador de la comarca, adquirió gran relevancia para el desarrollo económico de Carcaixent, pero también de aquellas localidades por las que discurrió. En la actualidad solo quedan las numerosas anécdotas y, afortunadamente, una vía verde en desarrollo que recuperará el espíritu del tren de Carcaixent, ese que «ix quan vol i arriba quan pot».

Son muchos los estudiosos que han abordado la importancia de esta línea. Es el caso de Fernando Rodríguez, José Manuel Fernández, Francesc Torres, Josep Bataller o Vicent Ferrer Hermenegildo. El auge de la naranja convirtió a Carcaixent en un importante nudo ferroviario con la creación en 1864 del primer tren de vía estrecha en España que, tirado por caballos, complementaba el ferrocarril que, procedente de València, había llegado en 1853. En principio cubría un trayecto de 37,5 kilómetros que unía la localidad ribereña con la capital de la Safor. No obstante, se amplió hasta Dénia en 1883.

Tras las primeras etapas en las que la línea tuvo una clara función comercial y tenía como objetivo principal el transporte de mercancías, y en particular de cítricos hacia los puertos de Gandia y Dénia (aunque desde ésta última también se comerciaba con cemento), llegó un momento en el que favoreció el turismo de playa, ligado a las familias ricas de agricultores y comerciantes. De hecho, según apuntaron algunos de los historiadores citados, muchos de los chalés y casas más antiguas de Xàbia y Dénia pertenecían a vecinos de Carcaixent, que se convirtió en el principal nudo ferroviario de la Ribera. De hecho, Carcaixent se convirtió en la tercera población de más importante de la provincia, lo que favoreció su desarrollo urbano.

El «Tram-Way Gandia-Carcagente» inició su andadura el 8 de febrero de 1864, concretamente. El proyecto estuvo impulsado por Vicente Alcalá de Olmo que, al mismo tiempo que se hacían los estudios de viabilidad, intentó crear una sociedad anónima que ofreciera el apoyo financiero al proyecto. Dado el elevado coste que suponía la construcción y el mantenimiento del ferrocarril a vapor, se optó por un tranvía con tracción animal («motor de sangre»).

Cambios de propiedad

La compañía quebró en 1865 y fue adquirida años después por la familia Trénor. Fue en 1881 cuando se produjo uno de los cambios más importantes para el trazado ferroviario, con un nuevo cambio de manos. El Marqués de Campo se hizo con el negocio e introdujo locomotoras de vapor que procedían de Gran Bretaña. También compraría ese año el tramo entre Gandia y Dénia, todavía pendiente de concluir. No obstante, una década después se produjo una nueva transacción, que llevaría la explotación del ferrocarril a manos de la poderosa Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, que durante una época contó con la mayor red ferroviaria privada del país.

Los nuevos dueños apostaron por la modernización del parque de coches de viajeros. No obstante, ese espíritu no fue extensible a los motores, por lo que se mantuvieron las locomotoras introducidas por el Marqués de Campo. No fue ya hasta bien avanzado el siglo XX cuando la compañía aportó algunas mejoras, con dos autovías tipo Zaragoza. La línea necesitaba renovarse para afrontar la fuerte competencia que suponía la carretera. Tras la nacionalización ferroviaria impuesta por la dictadura, la decadencia fue cada vez mayor. La falta de inversiones provocó un progresivo deterioro y la competencia del transporte por carretera, una caída del tránsito de viajeros y de mercancías que resultó determinante. El 11 de julio de 1969 el «trenet» Carcaixent-Dénia desapareció para siempre.

No obstante, su importancia fue tal que todavía muchos recuerdan anécdotas, como la de aquel ciclista que declinó subirse al convoy, invitado por el propio maquinista, alegando que tenía prisa. También permanecerá en el recuerdo el trabajo de aquellas guardesas que, sin comerlo ni beberlo, tenían que cuidar de los niños curiosos que intentaban acercarse a las vías del tren. Cincuenta años después de su cierre, su recuerdo permanece indeleble.

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