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Nuevo negocio en la Safor

Con la mascota hasta el último momento

Cremalia importa un concepto de tanatorio-crematorio de animales más extendido en Sudamérica y poco conocido en España

Con la mascota hasta el último momento

Las mascotas son un miembro más en las familias actuales. Se las ama como a cualquier persona, a veces incluso con una cierta exageración. Se sufre con ellas y se padece con sus problemas y enfermedades. Forman parte de esos momentos que siempre quedan en el recuerdo. Pero, ¿qué pasa cuando fallecen? Aunque habitualmente se haga, enterrarlas en un jardín o campo está prohibido, y alternativas, al menos en el entorno de la comarca de la Safor, había pocas. Desde hace tiempo se pueden incinerar, pero, en ocasiones, supone un proceso algo desangelado, que, dentro del luto que ya viven las familias, pueden dejarlas un poco más frías.

Esa fue la visión que tuvo Rafa Camús Úbeda, un joven empresario que, desde hace tres meses, regenta, junto a su hermano Josep, la empresa Cremalia, la primera de la Safor que se encarga de la incineración de mascotas.

Rafa estaba buscando nuevos nichos de negocio: «Vimos que en la zona de la Safor no había ningún crematorio y eso obligaba a la gente a tener que irse fuera». Eso, sumado con una mala experiencia que tuvieron con un animal suyo que falleció y hubieron de desplazarse para tener que ir a buscar las cenizas, les encendió la luz para abrir Cremalia.

El establecimiento, ubicado en el polígono Alcodar de Gandia, le da una vuelta al concepto de crematorio de animales conocido en España. En las mismas instalaciones, Camús explica a Levante-EMV que, aunque no se necesita formación académica específica, «he leído mucho sobre este tema y he revisado diferentes materiales audiovisuales». Esa investigación le ha permitido importar un modelo que está más extendido en países sudamericanos.

Lo más importante es el seguimiento que permite tener a las familias del destino del cadáver de sus mascotas. La empresa se encarga de todo, incluso de la recogida en el domicilio o la clínica veterinaria si el fallecimiento se produce allí. Pero los propietarios tienen la posibilidad de presenciar todo el proceso. «A veces, tienen muchas dudas sobre si las cenizas que se llevan son las de sus animales. Aquí no puede pasar esto, porque en todo momento hacen seguimiento del destino del cuerpo».

Velatorio íntimo

El local incluso cuenta con un espacio de velatorio con una cierta intimidad, donde la familia puede darle el último adiós a la mascota hasta que se incinera. «Después yo me la llevo a la zona del horno y ellos, a través de una ventana, ven cómo lo introduzco en una bolsa blanca y directamente al horno crematorio». Una vez finaliza este trabajo, las familias se llevan las cenizas, al momento, en una urna que ofrece la empresa o, dependiendo del paquete por el que se decanten, en la que elija el cliente. Cremalia ofrece, además, la posibilidad de hacer seguimiento de todo el proceso incluso por el móvil, a través de una cámara que va recogiéndolo todo desde el principio. «Este es un modelo que aquí en España no es muy conocido», señala el empresario. Por ello, se están presentando a los veterinarios de la zona para que estos, a su vez, trasladen esta posibilidad a sus propios clientes.

Pero abrir un crematorio no es comprar un horno, disponer de las instalaciones y ya está. «Necesitamos un montón de permisos para todo: ambiental, la recogida, sobre cómo realizar la quema, etc», explica.

Además, el horno que utiliza para la cremación es ecológico, esto es, que sus emisiones están «muy por debajo» del máximo que permiten las leyes y normas de que fija la Generalitat. «Prácticamente no hace humo. Yo estoy quemando y nadie se da cuenta, no se ve nada desde fuera», señala Camús.

Tarifas de 100 a 500 euros

Las tarifas oscilan entre los 100 y los 500 euros dependiendo del servicio que se contrate. Además, también existe la posibilidad de una incineración colectiva, donde se queman varios animales para aquellos que prefieran esta opción.

Rafa y su hermano Josep se decantaron por Gandia para abrir el negocio porque conocen la ciudad, como explicaba el joven. En estos tres meses de andadura ya han contado con varios servicios y esperan que, poco a poco, los vecinos de la comarca de la Safor y otras próximas vayan conociéndoles.

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