Dos mujeres de nacionalidad sueca estuvieron a punto de ahogarse ayer en las playas de Oliva después de que lanzaran al agua y que las corrientes les impidieran alcanzar la costa. Varias personas que se encontraban en el lugar y que presenciaron la situación colaboraron en sacar a las dos mujeres, una de las cuales pudo recuperarse en la misma arena después de haber tragado gran cantidad de agua. La otra, en situación que aparentemente era más grave, tuvo que ser trasladada al hospital Francesc de Borja de Gandia, donde fue atendida con síntomas de ahogamiento.
Sabido es que, en las playas de Oliva, el servicio de vigilancia y salvamento finaliza la primera semana de septiembre, de manera que ayer no había nadie controlando a los bañistas que, por su cuenta y riesgo, se meten al agua sin valorar el peligro de las corrientes, más aún cuando a estas alturas del año los movimientos de las masas de agua son más frecuentes por la diferencia térmica entre el día y la noche.
Al tener constancia de lo que sucedía, agentes de la Policía Local de Oliva también se desplazaron al lugar, pero el departamento de Emergencias de la Generalitat, que recibió el aviso a través del teléfono 112, llamó a los responsables de la Cruz Roja de Gandia para que acudieran hasta Oliva y colaboraran en el rescate y la atención a las dos mujeres. Emergencias sabía que en Gandia la vigilancia en las playas se prolonga hasta después del puente del 9 y el 12 de octubre. Este año finalizará el domingo 13.
Atendiendo a esa petición, y aun sabiendo que en la playa Nord de Gandia ondeaba la bandera amarilla que simboliza riesgo para los bañistas, hacia Oliva partió una ambulancia con personal sanitario, que llegó al lugar cuando las dos bañistas temerarias ya habían sido rescatadas y permanecían en la arena mientras eran atendidas.
Aunque lo primero es lo primero y la Cruz Roja de Gandia acudió a Oliva al ser requerida por Emergencias de la Generalitat, esta actuación abre varios interrogantes. En primer lugar qué habría pasado si durante ese tiempo se hubiese requerido la ambulancia o el personal médico para una atención en la playa de Gandia, que es la zona de cobertura para la que estaba contratado ese equipo.
En segundo lugar, sorprendió que la Generalitat no requiriera ambulancias y personal médico propio, como el existente en el hospital o en los centros de salud, entre ellos el de Oliva, para desplazarse hasta la playa de esta localidad.
Y, en tercer lugar, estos rescates, con dos mujeres que habrían podido perder la vida ahogadas, reabre el debate sobre cómo controlar el acceso a las playas cuando no hay vigilancia o, como ocurría ayer, cuando el estado del mar o las corrientes eleva el riesgo de no poder salir del agua.
Oliva, ya sin vigilancia en sus playas, fue noticia hace quince días cuando, el domingo 22 de septiembre dos personas perdieron la vida ahogadas al no poder salir del mar. Otra tuvo que ser atendida con síntomas de ahogamiento.
