La mayoría de las playas de la Safor mantienen servicio de vigilancia y socorrismo desde mediados de junio o principios de julio hasta los primeros días de septiembre. Solo Gandia, desde hace muchos años, abre en marzo, coincidiendo con las Fallas, sigue en Semana Santa y desde mayo ya mantiene un control permanente hasta el fin de semana posterior al puente festivo del 9 y el 12 de octubre.
Eso hace que, en algunas ocasiones, la Generalitat haya requerido la presencia de personal sanitario o de salvamento en otras playas de la comarca. Este año ha ocurrido con al menos dos desplazamientos, uno a Xeraco y otro a Oliva. El primero fue con una moto acuática para colaborar en un rescate y el otro, a Oliva, para atender a dos mujeres que habían sido rescatadas del agua con síntomas de ahogamiento. Una ambulancia de la Crua Roja de Gandia trasladó a la víctima que estaba en peor estado hasta el hospital comarcal, en donde fue atendida.
Para mérito del servicio que se presta en Gandia, mientras las playas de la Comunitat Valenciana han registrado el verano un verano muy malo, con 55 personas que han perecido ahogadas, en la capital de la Safor el resultado es cero, y eso pese a que, especialmente los domingos de julio y agosto, decenas de miles de personas invaden la arena y se lanzan al agua.
El servicio de socorrismo ha llevado a cabo en esta ciudad muchos rescates, en la mayoría de los casos por imprudencia de las mismas personas que se adentran en el mar hasta perder contacto con el suelo sin saber nadar o haciendo caso omiso a las corrientes.
Cuando se sitúan las banderas amarilla y roja el problema lo plantean aquellos que, haciendo caso omiso al riesgo, se empecinan en entrar al mar.
