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Agricultura

Un octubre cálido dispara la población de mosca y daña la naranja temprana

Preocupación entre los agricultores, que se apresuran a fumigar mientras lamentan que no haya más medidas de la Administración - Mucha fruta primeriza ya está picada por el temido insecto

Un octubre cálido dispara la población de mosca y daña la naranja temprana

Si las lluvias de septiembre fueron muy bien recibidas en el sector agrícola de la comarca de la Safor, todo lo contrario pasa ahora con las altas temperaturas, que en muy pocos puntos han bajado de los 15 grados y que están generando dos aspectos perjudiciales para la cosecha.

En primero de ellos es la persistencia de la mosca de la fruta, un temido insecto que se mantiene activo mientras los termómetros no bajen hasta los diez o doce grados y que prolifera en todas las zonas agrícolas. La virulencia de la plaga se debe, en primer lugar, al calor, pero también al hecho que, como lamentaban ayer algunos agricultores, que la Administración no haya adoptado medidas coordinadas para combatir su población. A eso se une la existencia de fruta madura no recolectada, que contribuye a la multiplicación del pequeño insecto, cuya picadura no solo afea la fruta, sino que también inicia un proceso de pudrición que invalida el género para el mercado de calidad.

Representantes de los agricultores señalaban ayer a este periódico que, en estas circunstancias, resulta fundamental que los ayuntamientos, en coordinación con la Conselleria de Agricultura, animen y promuevan la fumigación y otras acciones que este año no se están realizando, al menos en buena parte de los términos municipales.

Ello obliga a los propios agricultores a tener que redoblar esfuerzos para fumigar por su cuenta, elevando los costes de producción y confiando en que se haga lo mismo en las parcelas colindantes porque, de lo contrario, de poco sirve la operación.

Y tampoco hay buenas noticias a la vista. La Agencia Estatal de Meteorología mantiene temperaturas altas, tanto diurnas como nocturnas. En Gandia el pronóstico a cinco días vista, hasta el miércoles de la semana que viene, sitúa máximas de hasta 29 grados y mínimas muy altas que no bajarán de los 18, de manera que obliga a seguir combatiendo la mosca de la fruta desde cada parcela y sin descanso.

Hace años la Conselleria de Agricultura puso fin a las fumigaciones aéreas de grandes superficies porque, como se ha demostrado, causaban daños en el medio ambiente, especialmente en la fauna autóctona. Pero no es menos cierto que, desde la suspensión de esas operaciones, también se ha echado en falta un dispositivo que abarque grandes áreas y reducir así la población de mosca.

El segundo efecto de un octubre cálido está en la misma fruta. Sin temperaturas mínimas, que ahora deberían rondar los 10-12 grados, e incluso circunstancialmente bajando hasta los 8, el proceso de maduración no se lleva a cabo de forma óptima. La naranja no gana azúcar, su presencia exterior pierde en consistencia al tacto, y también afecta al color de la piel, que en algunas variedades no alcanza ese «naranja» que los consumidores buscan cuando van al supermercado.

El frío también es importante que llegue en su momento, por estas mismas fechas, para que crezca la demanda en países del centro y norte de Europa, un mercado al que se envía parte de la producción valenciana. Ese frío europeo tampoco ha llegado y no se vislumbra a una semana vista.

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