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Evento

La Edad Media en la Colegiata de Gandia

Quince damas, caballeros y novicios entran en la Orden Católica del Temple, heredera de los templarios de hace 900 años - La ceremonia de ayer rememora antiguas tradiciones, y los miembros profesan voto de obediencia al Papa y de ayuda al abad

La Edad Media en la Colegiata de Gandia

Arrodillados y cabizbajos ante el altar y frente al Mestre General, que les toca en ambos hombros con la hoja de una gran espada. Tras el gesto, se les impone una medalla, la capa blanca que les distingue y se abrazan a los compañeros de orden. Así transcurrió, repetidamente, la investidura de miembros de la Orden Católica del Templo que protagonizaron quince caballeros, damas y novicios en un acto que tuvo lugar ayer en la Colegiata de Gandia y que recordó a aquellas ceremonias medievales que se desarrollaban en palacios y catedrales.

En realidad, lo de ayer hunde sus raíces en la Edad Media porque la Orden Católica del Templo se proclama heredera de los templarios, surgidos hace nueve siglos. Durante más de doscientos años aquella congregación religiosa tuvo como misión oficial proteger a los peregrinos en los caminos que llevaban a Jerusalén.

El Temple, sin embargo, alcanzó gran poder, incluso en el ámbito de lo militar, y terminó mal. En el siglo XII la Iglesia, animada por reyes y nobles, acusó a sus miembros de herejía y fueron expulsados perseguidos o, como ocurrió en Francia, exterminados.

Ayer en Gandia quienes han recuperado la herencia de los templarios señalaron que, como es obvio, su misión actual ya no es proteger los caminos a Tierra Santa, pero sí mantener el original voto de obediencia al Papa y expresar una vida de pobreza, humildad y ayuda a los necesitados.

Alejandro Alcázar y Guillermo Marín, respectivamente comendador de Gandia y Lego Magistral de la orden, explicaron a este periódico que la entidad católica está formada por unos 300 miembros en todo el mundo, de los cuales entre sesenta y setenta en España.

En el caso de Gandia, Alcázar añade que sus miembros se sienten muy vinculados al abad de la Colegiata, Ángel Saneugenio, con quien colaborarán en todo lo que les pida, especialmente en atención a personas necesitadas o entidades benéficas.

El propio abad Saneugenio, que ofició la misa en la que se incluyó la investidura de caballeros, damas y novicios de la orden, señaló que recibía a sus miembros «con gran alegría», y les animó a esforzarse para «saber ser católicos en el siglo XXI». Entre otros aspectos, el sacerdote les animó a combatir a quienes destinan «millones de dólares» en muchos países del mundo, incluyendo Europa», para «difundir mensajes contra la Iglesia con la ayuda de los medios de comunicación».

Saneugenio, que ofició la consagración con una réplica del Santo Cáliz, lanzó un último mensaje a los miembros de la orden: «No tengáis miedo jamás para recuperar valores que permitan extender el bien en el mundo».

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