El Ayuntamiento de Oliva se ha visto obligado a subir los impuestos para poder mantener el nivel de ingresos, y con ello la estabilidad presupuestaria, en el ejercicio de 2020. Y todo porque el año que viene el consistorio ya no ingresará el «maná» de la autopista AP-7, que suponía 350.000 euros en cada ejercicio en concepto de impuestos por los beneficios del peaje esa infraestructura. Como desde el 1 de enero la AP-7 será gratis, se acaban los beneficios de la empresa, y se cierra la recaudación para el ayuntamiento.

Así, el Gobierno local de Compromís y PSPV-PSOE, propuso, y aprobó la noche del jueves con el respaldo de Ciudadanos, un incremento del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), del 3% para el año que viene. Ahora bien, en el mismo paquete se incrementa del 3 al 5 por ciento la bonificación del recibo a quienes lo tengan domiciliado o lo domicilien antes del próximo pago, de manera que la subida para estos contribuyentes se quedará en el 1%.

En segundo lugar, se incrementa el Impuesto de Construcciones, cuya cuota pasa del 3,31% al 3,64% sobre el valor de la obra que se vaya a realizar. El ayuntamiento calcula que ingresará por este concepto 36.000 euros más que el año pasado. Este impuesto se añade también para las declaraciones responsables.

Partidos de la oposición de Oliva han criticado el incremento de los impuestos y el hecho de que no se haya compensado totalmente la subida que se produce por la revisión del valor catastral de los edificios de Oliva.

El Gobierno local, en boca de la concejala de Hacienda, Ana Morell, responde que estas medidas eran necesarias para que el ayuntamiento mantuviera el nivel de ingresos de los últimos años y poder cuadrar el presupuesto.

Este ayuntamiento y otros de la comarca advirtieron de la pérdida del IBI de la autopista AP-7 y solicitaron compensaciones por parte de otras administraciones, pero hasta el momento no ha habido respuesta. Oliva era el municipio que más recaudaba por la AP-7.