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Quejas

Los vecinos de la Goleta, hartos del estado de la playa

Decenas de piedras pueblan la arena de esta zona del litoral de Tavernes de la Valldigna

Dicen que a perro flaco todo son pulgas y la playa de la Goleta de Tavernes de la Valldigna no puede ser mejor ejemplo. Esta zona es, sin duda, un punto roja del litoral de la Comunitat Valenciana. Su regresión es más que evidente y la respuesta de Costas no es inexistente porque cubren expediente con aportes periódicos de arena, pero sí que es insustancial. Además, a cada temporal que arrecia la costa valenciana, la situación empeora. Cuando la playa no arrasa con las dunas, deposita sobre la arena toneladas de cañas. También saca a la luz una gran cantidad de piedras que, sin duda, suponen un estorbo y también un peligro para los bañistas.

Desde el pasado verano, los vecinos de la zona, que son quienes más utilizan este tramo de playa, vienen reclamando que se retiren las rocas ancladas en la orilla sin mucho éxito.

La mayoría de las piedras que están esparcidas por un espacio de 70 metros de playa provienen de los montones que sustentan los muros de las viviendas de primera playa. El presidente de la asociación de vecinos de la urbanización Lago Azul, Pascual Pérez, denunciaba que ya han solicitado en varias ocasiones la retirada de las piedras. «Solo queremos que quede como el resto de la playa, que pagamos igual que todos», señalaba.

Además, este propietario denunciaba la construcción de escaleras desde las viviendas a la playa que considera «ilegales».

El representante vecinal considera que es el Ayuntamiento de Tavernes quien debe «hacer las gestiones oportunas» para solucionar estas cuestiones.

Hace unos días, el Gobierno anunciaba que, a través de Costas, iba a volver a verter una importante cantidad de arena en la playa de la Goleta que solo servirá como parche para la evidente regresión que sufre la zona.

Solo una actuación integral, que incluye la construcción de una escollera en la playa más al sur de Cullera y que está prevista en un informe del propio Estado puede paralizar un proceso que lleva años sufriendo. A esto se le suma la aportación de dos millones de metros cúbicos de arena.

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