«¿Quién se anima a demostrar qué estamos haciendo en la Safor por el medio ambiente y para luchar contra el cambio climático?» La pregunta la lanzaron hace un par de meses Alfredo Cortell, de la Asociación de Jubilados y Pensionistas de la Safor, y Patricia Villena, de la Coordinadora d'AMPES de Gandia. La idea era aglutinar en torno a esta causa en especial a asociaciones de la sociedad civil, y ha tenido una respuesta inmejorable. Se pusieron manos a la obra y crearon una plataforma bautizada como Moviment Veïnal: Canvi Climàtic i Sostenibilitat Gandia-Safor (MVCCS). En pocos días ganaron adeptos y ya son más de 20 las entidades que participan. El movimiento también confía en sumar a los ayuntamientos, y por el momento ya está el de Gandia.

Ayer, sábado, esta plataforma, con un tema que además está de rabiosa actualidad, se presentó en sociedad con un primer evento, la Biofira. Se celebró en la plaza del Tirant, por la mañana. Los expositores, cada uno a su manera, tenían que dar respuesta a una pregunta lanzada por los organizadores: «¿Qué puedo hacer yo por el medio ambiente?». Y cada uno planteaba una medida o solución, a través de talleres, juegos de educación ambiental, o simplemente mostrando su oferta. Todo ello bajo la premisa de que no hay planeta B y de que, ante la emergencia climática y frente a los negacionistas, debemos actuar ya, también a escala local.

Para ser su primera acción tuvo una gran acogida. Y eso que la mañana se presentó gélida, pero afortunadamente lució el sol y a mediodía la temperatura en la plaza se hizo más llevadera para que los visitantes se detuvieran y se informaran. No había nada a la venta: tan sólo era una feria para sensibilizar a la concurrencia y, en su caso, hacer contactos.

Los alumnos de 4º de ESO del instituto Maria Enríquez propusieron hacer jabón con aceite doméstico usado. También montaron otro taller sobre biodiversidad. «La lucha contra el cambio climático debe ser una prioridad de los políticos», reconoció a este periódico Gabriel, estudiante del IES Maria Enríquez.

Los jóvenes ya han demostrado su interés por el medio ambiente con protestas como la del Friday for Future. Fueron los más numerosos de la feria, pero también hubo mayores que se dejaban aconsejar por ellos, y aprendían nuevas pautas sobre la economía circular, en un diálogo intergeneracional que daba gusto ver. También se vieron patinetes y bicicletas. «Vine a l'institut a peu, i també hi ha lloc per a la teua bici», rezaba un letrero en la «parada» del Maria Enríquez.

La AMPA del instituto Ausiàs March triunfó con un taller para hacer un muñeco bautizado como Cespín, hecho con alpiste y serrín envuelta en una media, para regarlo y que le vaya creciendo césped como pelo. Además, llevaron un mural confeccionado por los alumnos del centro.

Otro expositor que llamó la atención fue el de Globalmón, que trajo muebles, complementos y juguetes elaborado con material reciclado procedente de Guinea, en África subsahariana, donde la oenegé gandiense desarrolla sus proyectos de cooperación. Había sillas hechas con chapas de botellas o zapatillas con suelas de caucho reciclado procedente de neumáticos.

La AMPA del CEIP Benipeixcar, el CDR La Safor, la Xarxa Feminista de la Safor o Mandarina Borda, de agricultura ecológica, fueron otros de los expositores participantes. El Campus de Gandia de la Universitat Politècnica de València se volcó con la Biofira. Junto con la gente que movilizaron las AMPA, esta fue una de las claves de su éxito. Los profesores Josep Vicent Llinares i Mónica Catalá coordinaron una completa agenda de actividades.

Los estudiantes del Grado en Ciencias Ambientales organizaron juegos y talleres para niños, y cinco profesores del Campus ofrecieron charlas de unos veinte minutos en una de las casetas de la plaza. Nuria Felis habló de la contaminación marina por plásticos; Miguel Rodilla, del cambio climático en el Mediterráneo; Francisco Martínez, de la gobernanza del Serpis; Josep Vicent Llinares, de la pérdida de biodiversidad en los suelos, y Rafael Delgado, sobre economía circular.