Hay trenes que circulan a gran velocidad y hay otros, que por falta de inversiones y de programas para la modernización de la red, aún van al ritmo de tiempos pasados. Y eso mismo ocurre con la tramitación del Plan de Cercanías de la Comunitat Valenciana que, en el año 2017, anunció el entonces ministro de Fomento en el Gobierno del PP, Íñigo de la Serna.
La pasada semana les Corts Valencianes aprobaron, con el voto a favor de todos los partidos políticos allí representados, una petición para instar al Consell de la Generalitat a dar un toque de atención al Ministerio de Fomento, ahora en manos del socialista valenciano José Luis Ábalos, para que desatasque aquel Plan de Cercanías que, en el periodo comprendido entre 2017 y 2025, pretendía invertir cerca de 1.500 millones de euros en infraestructuras ferroviarias.
Ese plan ya lleva dos años de retraso, pero, a decir verdad, la comarca de la Safor es un buen ejemplo de las dos caras de una misma moneda. La cara de lo que se está haciendo bien y la cara de lo que se está haciendo mal. O, mejor dicho, de lo que no se hace pese a haberse prometido.
El Ministerio de Fomento cumple con Gandia y los municipios del norte de la comarca que disponen de ferrocarril, Xeraco y Tavernes de la Valldigna. Pero vuelve a relegar al sur, y especialmente a la ciudad de Oliva y a la vecina comarca de la Marina Alta, de ese tren que todos piden desde hace décadas.
El cumplimiento de la primera parte se resume en la adjudicación, el pasado mes de junio, de la redacción del proyecto para duplicar la vía férrea entre las estaciones de Cullera y de Gandia. El Ministerio de Fomento ha encargado ese documento a la Unión Temporal de Empresas formada por Sers y Fulcrum, dos firmas especializadas en grandes infraestructuras viarias y ferroviarias, algunas de las cuales han incluido túneles y líneas subterráneas de metro.
Si los plazos se cumplen, en un año se dispondrá de ese documento, a partir del cual se podría iniciar el proceso de licitación de las obras y ejecutar ese desdoblamiento de la vía, una actuación necesaria para que el llamado «Tren de la Costa», que deberá unir València y Alicante por el litoral, se ponga a funcionar.
Pero no se cumple de la misma manera con el otro tramo de la Safor. En 2017, gracias a la presión de miles de ciudadanos y los ayuntamientos de la comarca, entre ellos especialmente llamativa la reacción de Oliva, el Ministerio de Fomento y la Generalitat Valenciana incluyeron el tramo Gandia-Oliva dentro de ese Plan de Cercanías de la Comunitat Valenciana. Histórica fue la manifestación del 16 de diciembre de ese año en Oliva, en la que tanto los ayuntamientos de la Safor y de la Marina Alta como cientos de ciudadanos reclamaron el tren.
El pacto entre el Ministerio de Fomento y la Generalitat situó ese proyecto, en el tramo Gandia-Oliva, en el horizonte de 2025, al término del periodo de ese Plan de Cercanías, pero, transcurridos dos años de la firma, ninguna actuación ha sido revelada y, ante eso, resulta improbable, si no imposible, que Gandia y Oliva estén unidas por tren en cinco años porque no da tiempo para estudios técnicos, redacción de proyectos y su posterior ejecución. Para el trazado de Oliva hacia Dénia, y la continuación hacia Alicante, ni siquiera existen plazos. Ahí el Tren de la Costa sigue en vía muerta.
