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Moda

Adolfo Domínguez y el lenguaje de Dios

El modisto presenta hoy en la biblioteca de Gandia su novela "Juan Griego", con la que pretende "que se entienda el mundo"

Adolfo Domínguez está desde ayer en Gandia, pero no para hablar de moda o presentar sus diseños, sino, recurriendo a aquella famosa frase de Francisco Umbral, para hablar de su libro. Porque el reconocido modisto, Premio Nacional de Moda 2019, se ha atrevido con una trepidante novela que, según él mismo señaló ayer, pretende reflexionar sobre las ideas, la cultura y la política, pero también para ayudar a entender «de dónde venimos y adónde vamos».

La cita para presentar «Juan Griego», que así se ha titulado la obra, es a las 19.30 horas de hoy en la Biblioteca Central de Gandia. Ayer, adelantando un día sus reflexiones sobre la que dice que es su primera y última novela, exhibió sus dotes de orador, de hombre al que, al ser cuestionado sobre algo, olvida al reloj y deja que los pensamientos fluyan.

«Juan Griego», una obra escrita con diálogos y en verso libre, se centra en la ciudad de Buenos Aires. Adolfo Domínguez sintió pasión por saber qué había pasado con los porteños para que, a mediados del siglo pasado, esa ciudad ostentara una de las rentas per cápita más altas del mundo y, treinta años después, pasara, según dijo, al puesto 150. El protagonista es un teniente que, en medio de la dictadura militar argentina, se ve obligado a interrogar y a torturar en uno de los centros más macabros que tuvo aquel país sudamericano, la Escuela de Mecánica de la Armada, hoy convertida en Museo de la Memoria.

Sobre ese argumento, el modisto señala que, al escribirla, trató de concebir una novela que, por una parte, quiere entretener al lector y, por otra, aspiró a reflexionar sobre ideas «que contribuyan a entender el mundo en el que hemos nacido». Domínguez, al que ayer se le notó que actuaba con absoluta libertad, no trataba de ocultar ni los elogios. Así, recordó que el poeta Luis García Montero la dicho que «Juan Griego» es «un monumento literario».

Respondiendo a los periodistas, a quienes previamente quiso saludar personalmente, Domínguez se deshizo en elogios al mundo del libro y a las bibliotecas. «Hay dos tipos de individuos, los que leen y los que no», dijo. Y también confesó que, obviamente, él está entre los primeros. «Leo hasta cuando me lavo los dientes», confesó, y entonces alabó no solo las bibliotecas en general, locales de los que se confesó «un fanático», sino también de la de Gandia, de la que, por las informaciones que le habían facilitado previamente, le sorprendió que disponga de 45.000 socios. «Una biblioteca es un privilegio y por eso hay que invertir en ciencia y en crear locales para el libro», añadió el modisto, que estuvo acompañado en la comparecencia por el concejal de Archivos y Bibliotecas, José Manuel Prieto, y el coordinador de Biblioteques de Gandia, Toni Ordiñana.

Tan encendida defensa hizo de la lectura que situó ese gesto no solo muy por encima de ver la televisión o escuchar la radio, sino en el mismo centro de la civilización. «No leer produce sociedades fanáticas víctimas de cualquier visionario», indicó poco antes de sorprender con su interés por la física relativista y la mecánica cuántica, aspectos que, en general, quedan muy alejadas del ciudadano medio. Quizás con la intención de justificar esa pasión suya por aspectos científicos tan sofisticados, Adolfo Domínguez, un apasionado del «Quijote», del que dijo que era «el mejor libro jamás escrito», también señaló, recordando incluso sabios de la física relativista, como Albert Einstein, que «las matemáticas son el lenguaje de Dios», palabras que, en boca de un modisto, generaron cierta sorpresa.

Antes de que él hablara, el concejal Prieto dijo que la presencia de Domínguez es «un orgullo para la Red de Bibliotecas de Gandia». La presentación del libro, con acceso libre, se enmarca en el programa municipal para dinamizar actividades que se realizan en las bibliotecas.

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