El pasado verano la empresa Bee Rent, de Cullera, anunció y puso en marcha un servicio de alquiler de bicicletas en Gandia que estaba llamado a competir con la red pública municipal de Saforbici. Aquella iniciativa sonaba bien y venía avalada, según señalaron sus responsables, por el buen funcionamiento en otras ciudades.
En poco tiempo se pudieron ver bicicletas, siempre de color amarillo, aparcadas en aceras y paseos de la ciudad porque, a diferencia de las de Saforbici, estas no tenían anclaje y se trataba de pillarlas allí donde la dejaba el anterior usuario. Todo a través de app de móvil que permitía saber dónde estaban.
De aquello que vino para quedarse, nada. Hace semanas que las bicicletas amarillas se marcharon, y, a tenor de lo señalado ayer a este periódico por responsables de la empresa, no tiene pinta de que regresen.
Según su versión, no se trata de un problema de rentabilidad, sino «cuestiones burocráticas» que resumió en que había logrado autorización del departamento municipal de Turismo, pero no del de Movilidad, que recelaba por la forma de «aparcar» los vehículos. Lo que queda claro es que, al menos de momento, el Bee Rent no se volverá activar en Gandia.
Ocurrió algo similar con las motos eléctricas de Acciona que se puso en marcha, también el mes de julio del año pasado, y que se prolongó durante todo el verano. Durante ese periodo cientos de personas utilizaron los vehículos, que permitían desplazarse con agilidad, especialmente en los trayectos de Gandia al Grau y la playa, y viceversa. Pasado el periodo estival, Acciona retiró las motos y, pese a que dijo que la experiencia era piloto y estudiaría la continuidad, esta es la hora que nada se sabe del servicio.
Ambas iniciativas, la de las bicicletas y los ciclomotores de alquiler, se presentaron por todo lo alto como una gran novedad y como el principio de una nueva movilidad urbana en Gandia, pero ni una ni otra empresa han dado cifras sobre la aceptación por parte de los ciudadanos.
