Desde hace un par de meses los escolapios de Gandia están de mudanza en la ermita de Santa Anna, un inmueble municipal que regentan en usufructo desde 1807. No se van ellos, sino parte de la colección de documentos que durante años recopiló el escolapio Vicent Faus, hijo adoptivo de la ciudad y fallecido en 2010, el principal impulsor de que esta ermita se restaurara y dignificara. De forma paralela el padre Faus, con la ayuda de otros escolapios, empezó a crear allí un archivo de temas comarcales y valencianos en general, con documentos variados, desde prensa comarcal hasta libros de fiestas.
Como ya publicó este periódico, recientemente la comunidad ha acordado ceder el grueso de estos fondos al Arxiu Històric Municipal de Gandia, a través de una fórmula llamada «contrato de comodato», con una vigencia de 20 años. La principal razón es liberar espacio (se han seguido archivando documentos, pero la ermita no es infinita) y mejorar su conservación, ya que en las salas donde están colocados en enormes estanterías se deja sentir la humedad.
Este minucioso «Arxiu de l'Ermita», todo un tesoro para los amantes de la historiografía local, está ubicado en una dependencia junto al presbiterio cubierta por una bóveda baída, también llamada de «mocador». Pero, como se había quedado pequeña, las estanterías también ocuparon buena parte de la sacristía, de hecho los papeles comparten la sala con los armarios donde se guardan elementos litúrgicos y casullas para celebrar las misas.
Así pues, el padre Enric Ferrer, desde hace una década encargado de esta emblemática ermita donde cada 24 de diciembre se interpreta el Cant de la Sibil·la -recuperado precisamente por el padre Faus-, se halla inmerso actualmente en esta ingente labor.
No se han marcado un plazo. Un día a la semana, normalmente los martes, suben dos técnicos del Arxiu Històric Municipal para ayudarle en la tarea de identificar el material. Ha surgido un problema y es que prácticamente hay que empezar de cero a la hora de catalogar. «Los documentos y las cajas están numeradas y se corresponden con un listado informático, el problema es que el inventario está en unos disquetes que no podemos abrir», se lamenta el escolapio. Así pues, mientras se da con alguna solución no queda otra que abrir los archivadores uno por uno y ver qué hay dentro.
La decisión de poner orden en la colección no ha sido fácil, pero era inevitable. «Hoy en día muchas de estas publicaciones, como la prensa o los «llibrets» de falla ya están en soporte digital, por tanto no tenía sentido seguir coleccionándolas en papel», explica Ferrer. El Arxiu Històric ya tiene muchos de los ejemplares que se guardaban en la ermita, pero también sucede al contrario.
Con todo, no deja de ser una parte de la historia de la comarca y de los rincones más insospechados. Además de periódicos y revistas, hay libros de fiestas de pueblos (incluso de l'Alcoià-Comtat, la Vall d'Albaida o la Marina), «llibrets» de comisiones falleras, publicaciones religiosas, estampitas, folletos de actividades que se han hecho en la ermita o que han tenido que ver con ella...
Cualquier investigador puede consultar sus fondos, si bien el padre Ferrer reconoce que apenas tienen peticiones para ello. Cuando el IMAB haya completado la cesión, será mucho más cómodo y accesible. «Hace años que venimos recogiendo fondos de particulares e instituciones, esta parte del trabajo se ha convertido prácticamente en una obsesión», reconoce al respecto el director del IMAB, Àlvar Garcia.
Por otra parte, con independencia de la cesión al Arxiu Històric, Ferrer quiere aprovechar la «mudanza» para definir mejor las materias de los libros. «Por ejemplo, no tiene mucho sentido que en una ermita guardemos novelas o literatura de ficción», apunta. Así que las bajarán a la Escola Pia y seguirán liberando espacio, algo también necesario para que se pueda visitar mejor el edificio.
