La mitad de los municipios de la comarca de la Safor ya no tienen entidad bancaria. Durante la crisis, los bancos y cajas aplicaron importantes recortes, lo que generó movimientos como fusiones y demás. Esa decisión se ha llevado por delante infinidad de oficinas bancarias. En las grandes ciudades la incidencia ha sido más bien poca pero esta política no ha tenido piedad con los pueblos más pequeños. Ni siquiera aquellos en los que solo había una única oficina se han salvado del tijeretazo. Esto está generando auténticos problemas, especialmente para la gente más mayor, que no se maneja con tanta soltura a través de las aplicaciones móviles o internet.
Pero tiene otra consecuencia más grave: la despoblación. Algunos municipios, con suerte, han podido mantener cajeros automáticos, pero en otros los vecinos ni siquiera disponen de este servicio y están obligados a desplazarse a otras localidades.
Para luchar contra este fenómeno, la Generalitat, en el marco de la agenda valenciana antidespoblament (Avant), ha puesto en marcha una línea para subvencionar la instalación de cajeros automáticos en aquellos pueblos que carezcan de estos sistemas. Según el anuncio del Consell, se trata de una «iniciativa contra la exclusión financiera».
Para ello, los ayuntamientos tendrán que ceder un espacio en algún edificio público, sea en el propio edificio consistorial o cualquier otro recurso municipal que pueda dar cabida a todo el mecanismo que precisa este sistema.
En la comarca de la Safor, un total de seis localidades han presentado la solicitud para poder recibir esta ayuda y ya tienen la autorización del Consell. Son los que ya no tienen ni oficina ni cajero. Se trata de Almoines, Benirredrà, Guardamar de la Safor, Llocnou de Sant Jeroni, Palmera y el Real de Gandia.
Una convocatoria pública para gestionar los cajeros automáticos
Los cajeros automáticos serán gestionados por entidades bancarias, que tendrán que concurrir a través de una convocatoria pública y la adjudicación se realizará por lotes. La Generalitat ha dividido a los 135 municipios que han solicitado la subvención en un total de cuatro zonas territoriales, con una treintena de localidades cada una. De ese modo, un banco que resulte beneficiario de la ayuda de una demarcación, instalará y gestionará los cajeros de todas las localidades que formen parte de la misma.
Los cajeros automáticos tendrán que estar instalados en un plazo máximo de seis meses desde la aceptación del contrato. Deberán ofrecer los mismos servicios que cualquier otro dispensador (retirada de efectivo, pago de recibos y tributos, lector y actualización de libretas, realización de transferencias nacionales, consulta de saldos, cambio de PIN de las tarjetas, etc).
Además, tendrán que estar en funcionamiento las 24 horas del día los 365 días, aunque su horario de apertura se limitará al que tenga el edificio en el que se encuentre instalado. Si, por ejemplo, está en el ayuntamiento y el edificio consistorial abre de 9 a 14 horas ese será el horario en el que el cajero ofrecerá servicio. La condición es que los bancos no pueden mantenerlo cerrado más de dos días hábiles.
Así, cuando se ejecute la instalación de los cajeros en estas localidades se sumarán a los que, sin disponer de oficina bancaria, actualmente ya disponen de este servicio, como son Potries o Benifairó de la Valldigna, entre otros.
Castellonet de la Conquesta, la localidad más pequeña de la Safor, seguirá sin disponer de este servicio, en parte por tener pocos habitantes pero también porque sus vecinos tienen la posibilidad de desplazarse a municipios muy próximos para poder acceder al servicio bancario.
