Anoche, a la misma hora, tenía lugar en el Teatre Serrano de Gandia la actuación de Dagoll Dagom con la obra Maremar y, en la vecina Bellreguard, la del cantautor Quico Pi de la Serra. El viernes 7 de febrero Albert Pla actuaba con la obra Miedo en el Serrano, justo al mismo tiempo que la compañía Quadern d'Assajos Teatre ponía en escena, en el Raval, el montaje Grotowski, otras dos piezas de indudable calidad. Hace apenas unas semanas Pro Música celebraba un concierto en la Casa de la Marquesa de Gandia, con un cuarteto de primer nivel, al tiempo que en el Serrano, situado a solo unos metros de distancia, se había programado una actuación de la Orquestra Filharmònica de l'Empordà. Pero es que el concierto inaugural del curso pasado de Pro Música coincidió, nada menos, que con la presentación de una ópera de Mozart en el Serrano, así que los melómanos tuvieron que escoger.
Son solo cuatro ejemplos recientes de los muchos que existen sobre cómo se solapan actuaciones culturales de primer nivel en Gandia o en localidades muy cercanas que no solo contribuyen a restar público a las mismas, con especial perjuicio cuando los organizadores son privados, sino que también irritan a una parte del potencial público, porque en muchos casos los asistentes habrían asistido a ambas si se hubieran organizado en diferentes días.
La primera llamada de atención la puso el responsable de la empresa que gestiona el Teatre del Raval de Gandia, Francesc Burgos, quien, en declaraciones publicadas por este periódico, apuntó a la necesidad de que el Ayuntamiento de Gandia se coordinara a la hora de organizar eventos.
Y ayer mismo el representante de Pro Música, Òscar Creus, apuntó que eso no solo es fundamental, sino que esta asociación desde hace años envía con mucha antelación el calendario de actuaciones que programa a lo largo de todo el curso para que, especialmente el ayuntamiento, la tenga en cuenta y evite la «contraprogramación» con otras actuaciones, especialmente de música.
Preguntado por este periódico sobre la cuestión, el concejal de Cultura, Nahuel González, señaló que, efectivamente, se ha puesto manos a la obra. Su departamento llevará a cabo las gestiones de coordinación con las entidades que organizan eventos culturales para evitar que, al menos los que sean de gran relevancia, coincidan en día y hora. Y también tratará de hacerlo con el vecino Ayuntamiento de Bellreguard, que mantiene una amplia y estable programación cultural.
González indicó que, por una parte, esta situación tiene una vertiente positiva, y es «la evidencia de la gran actividad cultural» que se genera en Gandia», tanto por parte del ayuntamiento como de organizaciones y entidades privadas, un hecho del que el concejal asegura sentirse orgulloso. Pero no oculta que efectivamente esa coincidencia de actuaciones contribuye a «robar» potenciales espectadores y a privar a algunos de ellos de acudir a todos los espectáculos que desearían, de manera que ya hablado con Francesc Burgos para establecer la coordinación necesaria, que se extenderá a cuantos programadores quieran participar.
