El trabajo en beneficio de la comunidad lo debe facilitar la Administración que, a su vez, establece los oportunos convenios entre otras instituciones o con entidades públicas o privadas para que los penados desarrollen esas actividades de utilidad pública. En este sentido, colaboran con Instituciones Penitenciarias varios ayuntamientos de la Safor, que acogen a penados para labores de servicios básicos o mantenimiento. También se derivan a Cáritas de Gandia, a la Cruz Roja y a determinadas parroquias.
Otra entidad que acoge a bastantes penados es la asociación Jezrael, del padre Miguel Fons, que gestiona el centro Endavant, cerca del distrito de Santa Anna, en Gandia. Allí también hay personas que cumplen su pena en tercer grado, en régimen de semilibertad.
Todas ellas son entidades cercanas, vinculadas al territorio. En ningún caso las labores que desempeñan los penados se pagan ni deben sustituir a puestos de trabajo remunerados. «Una vez que han aceptado el programa, los penados están obligados a cumplirlo, pero hay algunas personas que tras acabarlo se han quedado como voluntarias en esas entidades», señala el director de la oficina de Gandia, Miguel Ángel Martínez.
A pesar de estos convenios suscritos con entidades de la comarca, todavía hay penados que tienen que ser derivados a realizar los trabajos en la capital, València, pero está previsto ampliar en la Safor el número de programas de intervención.
