Cada año hay ejemplos de fallas que tienen que superar adversidades días antes de las fiestas josefinas. Monumentos que se rompen, artistas que no acaban el trabajo, viento que destroza fallas o, como ocurrió hace unas semanas a la comisión Alquerieta i Museu Faller de Gandia, fortuitos incendios que acaban con meses de trabajo para la elaboración de disfraces y carrozas. Las entidades falleras, con todo esto, se han convertido en auténticas expertas en resurgir y celebrar la fiesta superando en tiempo récord cualquier incidencia.

La falla Prado de Tavernes de la Valldigna veía como el pasado lunes, tras un fin de semana de trabajo por parte de sus miembros, su carpa, la que debía albergar las comidas, cenas y actividad de la comisión durante los próximos días de fiesta, se venía abajo por culpa del fuerte viento que azotó la comarca de la Safor.

Todos los esfuerzos de los falleros y falleras para evitar que se viniera abajo fueron en vano. Varios de ellos y ellas intentaron reforzar los hierros de la estructura, que además de estar atornillada al suelo se encontraba atada por seguridad a diversos elementos. Cuando comprobaron que era casi imposible evitar su caída, decidieron retirar las cuerdas para evitar que el daño fuera peor. Lo importante, comentaban después, es que en el momento en que el viento la derribó no había nadie debajo del toldo porque unos minutos antes había varias personas por allí, algo que explicaba a la televisión autonómica una de las falleras.

Tras el lógico lamento inicial, la ejecutiva, con su presidente Juanvi Sansaloni al frente, puso la maquinaria en marcha para encontrar una solución y que la fiesta no quede empañada. No había tiempo para recrearse mucho más en la desgracia porque lo importante es que no haya impedimento para que la fiesta se celebre en la demarcación del Prado.

Lo primero, como explicaba el propio Sansaloni ayer a Levante-EMV, era retirar el maltrecho pabellón. La incondicional ayuda de los falleros y falleras hizo posible que, en solo unas horas, los doblados palos de hierro que sujetaban la lona quedaran retirados de la vía pública y guardados en el almacén de la falla.

Y la solución no tardó en llegar. La comisión finalmente encontró una empresa a la que podrá alquilar una carpa para poder albergar la gran cantidad de actividades que ha preparado para las fallas, como el concurso de paellas, previsto para el próximo sábado, que cuenta con programación para todo el día. «Varias fallas del pueblo nos pasaron el contacto de las empresas a las que ellas o alquilan y hablamos con ellas y encontramos un modelo que se ajustaba a nuestras necesidades», explicaba el presidente. «Así que ya lo tenemos contratado y el jueves vienen a instalarla».

Lo mejor del suceso ha sido, precisamente, la solidaridad del municipio de Tavernes, especialmente de las otras cinco fallas valleras y de la Federació de Falles. «Todos los presidentes me llamaron enseguida para ofrecerme su ayuda y me daban su apoyo para todo lo que necesitara», indicaba Juanvi Sansaloni. Incluso hubo una comisión que ofreció su antiguo pabellón, que ahora no utilizan. «Las adversidades sacan la verdadera 'germanor' que hay en las Fallas de Tavernes», sentenciaba el presidente.

De hecho, la empresa con la que han contratado el montaje del pabellón es la misma con la que trabaja la comisión de la Via y estuvieron tanteando otra mercantil que trabaja con la Cambro. «Estamos muy agradecidos a todos los falleros y falleras de Tavernes por su apoyo». Más allá de la reacción de las comisiones, las redes sociales se llenaron de mensajes de apoyo y solidaridad con la falla Prado.

La reacción recordó a otros momentos en los que las fallas de Tavernes se volcaron con una de las comisiones como cuando las inclemencias meteorológicas provocaron daños irreparables en monumentos.