Gandia y Xàtiva tienen en común la existencia de dos iglesias colegiales, conocidas en ambas ciudades como la Seu, que constituyen elementos de enorme valor histórico y artístico. También es común que ambos templos están muy deteriorados y necesitan grandes sumas de dinero para acometer urgentes obras de restauración. Y, en tercer lugar, se repite el hecho de que esas dos parroquias confiesan que carecen del dinero necesario para ejecutar los trabajos, de manera que los abades, José Canet en Xàtiva y Ángel Saneugenio en Gandia, han pedido ayuda a la Administración para poder detener la degradación de esos edificios.
Ahora bien, en Xàtiva el abad Canet acaba de dar un paso más y, por primera vez, se ha decidido a cobrar una entrada a quienes acuden a visitar la Seu, siempre y cuando se trate de personas que no vayan a misa, a otras ceremonias religiosas o que manifiesten que entran para rezar.
La entrada, según consta en los carteles que el abad ha situado en el acceso principal, es de 3 euros para los adultos y 2 para los niños. El tíquet incluye la visita no solo al templo, sino también al campanario, uno de los más impresionantes de la Comunitat Valenciana, y al Museo Parroquial.
Entre otros objetivos, la medida pretende recaudar dinero para poder acometer las obras en la bóveda de la capilla de la comunión, que sufre intensas filtraciones de agua cuando llueve y que están valoradas en 20.000 euros.
Los responsables del templo solicitaron ayuda económica a la dirección de Patrimonio de la Generalitat, pero la respuesta fue que debe ser la propia parroquia la ponga el dinero, al tratarse de un edificio de titularidad privada.
La decisión del abad setabense tiene su contrapunto en Gandia. La Seu de esta ciudad, que también sufre filtraciones de agua, desprendimientos en su bóveda y capillas, y una profunda degradación del campanario, tampoco tiene dinero para ejecutar los proyectos de restauración. Solo el plan adecuar el campanario está valorado en más de trescientos mil euros, y fuentes del ayuntamiento han indicado que los responsables de la Colegiata, que han pedido ayuda a las instituciones, al mismo tiempo dejaban claro que no disponen de recursos económicos propios para invertir.
Pese a que el concejal de Urbanismo de Gandia, Josep Alandete, el director general de Patrimonio, Vicent Pellicer, y el responsable de Hacienda de la Diputació de València, Vicent Mascarell, se han interesado por el problema, hasta ahora no hay respuesta, pero en sentir general es que también la Iglesia, como titular del edificio, debería hacer un esfuerzo y aportar una parte del dinero.
La obtención de recursos económicos por parte de la Seu de Xàtiva con el pago de una entrada para visitar el templo coincide, en Gandia, con la parálisis que sufre la Fundación para la Restauración de la Colegiata de Gandia, organismo que,con una actividad normal, habría podido adoptar la misma medida, u otras, destinadas a financiar al menos una parte de la ingente cantidad de dinero que se necesita para seguir restaurando el templo, que es el edificio de arquitectura gótica más notable de la Safor.
De momento los responsables de la Colegiata gandiense no se han planteado emular a las de Xàtiva y cobrar una entrada que ha causado cierta sorpresa pero que, pasados los días, se considera lógica porque los donativos que el abad Canet pedía para financiar las obras de restauración resultan de todo insuficientes.
Salvando distancias, en Gandia existe un ejemplo positivo que es el del Palau Ducal. Hace años que cobra entrada por las visitas, y los ingresos por ese concepto han contribuido notablemente a impulsar el Plan Director de restauración, a punto de concluir.
