n Aunque a muchos todavía les suene a fantasía, en Oliva ya están trabajando para que la travesía de la N-332, esa larguísima serpiente foco de tráfico, ruido, riesgo y contaminación, se convierta en un bulevar.

«Es momento de ir diseñando esa actuación», indica el alcalde de la ciudad, quien revela el inicio de las conversaciones con el Ministerio de Transportes para gestionar la cesión de la carretera al ayuntamiento.

El Gobierno local quiere que esa transferencia en la titularidad de la vía venga acompañada de dinero, como ocurrió en Gandia hace años, para poder destinarlos a reconvertir la carretera en un espacio urbano lo más amable posible, pero el alcalde reconoce que el ministerio ya ha dicho que aquellos convenios han pasado a la historia. «Insistiremos para conseguir el máximo», añade David González.

Respecto al proyecto de bulevar, se tiene la idea de concepto, pero el diseño todavía no se ha plasmado. «Humanizar la travesía» es el objetivo, y eso significa ampliar aceras, situar vegetación y, posiblemente, articular la actual carretera como un eje fundamental en la movilidad urbana. Los programas europeos podrían aportar dinero para las futuras obras.