«Fundamentalmente nuestra misión es transmitir en las próximas semanas una cultura de la educación para evitar que el virus se propague», señala Roser, una de las personas que integran la brigada que el Ayuntamiento de Gandia acaba de poner en marcha para informar a los ciudadanos, a pie de calle, sobre las actitudes que deben adoptar para no contagiarse y para no contagiar el Covid-19. A Roser, que forma pareja con Toni, les ha correspondido la zona del Raval, donde no es que proliferen los bares, pero a las 11 en punto de la mañana del martes inician su recorrido desde la plaza del Prado.

En total son catorce las personas, en grupos de dos, las que han iniciado diferentes recorridos, asignándose todos los distritos de Gandia, incluyendo el Grau y la playa. Los informadores, que han participado previamente en una charla sobre cómo actuar, llevan una mochila donde guardan mascarillas, geles desinfectantes y guantes que ofrecen a quienes los requieran. Porque no se trata de agentes de la policía, sino de detectar posibles incumplimientos de las normas, asesorar a quienes lo soliciten y ofrecerse para aclarar dudas. Todo ello siguiendo un protocolo determinado para extender los comportamientos para que el virus, que en la Safor ya no tiene a personas ingresadas en el hospital, no se transmita.

Una cosa queda clara. Lo dicen las autoridades y lo repiten los expertos: lo más importante es mantener la distancia de seguridad. Esos dos metros que se han convertido en el espacio mínimo aconsejable para que el Covid-19 no pase de un infectado a otro. Si esa separación física no se puede cumplir, entonces hay que ponerse mascarilla protectora.

En la primera hora y media de su recorrido no se detectan problemas. Tanto en un bar situado junto a la plaza de Sant Josep como en otro de la avenida del Raval las personas que están en las terrazas cumplen perfectamente la separación entre mesas. Llegados a un gran supermercado de esa misma zona, Roser y Toni encuentran a una joven que se ha quedado a las puertas porque no llevaba mascarilla. Le ofrecen la prenda protectora justo cuando la persona a la que estaba esperando sale del establecimiento con las bolsas de la compra.

En la plaza del Prado se llevan a cabo otras dos acciones. En un caso, entrega de una mascarilla a una mujer que tomaba una consumición en la terraza de un bar, que ella acepta amablemente. En el otro se recomienda a una pareja de italianos que descansa sentada a la sombra, en uno de los bancos, que, al tocar el mobiliario público, resulta imprescindible que después se laven las manos con jabón. Extremando las medidas, en ese mismo momento ya les entregan gel desinfectante que llevan en la mochila, gesto que el hombre y la mujer, ambos con la mascarilla puesta de casa, agradecen.

Roser y Toni narran a este periódico que, en el caso de detectar incumplimientos, su única función es informar. Trasladar a la ciudadanía la necesidad, por su salud y la de todos, de asumir a las nuevas normas que, seguramente, regirán durante semanas o meses, mientras no se encuentre un remedio terapéutico que aplaque al virus. Solo si alguien reiteradamente incumple ese protocolo, entonces se avisa a la policía por si resulta adecuada su actuación y proceder a las sanciones.

La brigada, que supone otra de las medidas que el Ayuntamiento de Gandia está adoptando para mantener la ciudad y su departamento de salud en los niveles más bajos de incidencia de la pandemia, es fruto de la gestión llevada a cabo por el departamento de Sanidad y Salud Pública, que dirige la concejala Liduvina Gil, la misma que durante las semanas más duras de esta crisis invirtió mucho tiempo y dinero para llevar a cabo numerosas acciones que han permitido frenar el contagio entre personas. El ayuntamiento no tiene duda de que, en parte, todo ha contribuido a salvar vidas y a que nunca el hospital comarcal se haya acercado a una situación de colapso en el tratamiento de los infectados.

Ahora, señala la concejala Gil, cuando ya no hay ingresados y cuando parece que la pandemia ha entrado en esta nueva fase de control, lo importante es contener el virus, y para ello la educación sobre cómo se transmite es fundamental para que cada persona, con su gesto y su actitud, contribuya a evitarlo.

Paralelamente, esta misma semana departamento de Sanidad y Salud Pública ha situado un punto informativo en la calle donde se recuerdan las medidas de distanciamiento social, instrucciones para ponerse y quitarse la mascarilla con seguridad, cómo lavarse las manos o cómo utilizar los geles desinfectantes.

Otra acción está dirigida a los niños y niñas, que recibirán una chapa con la imagen de la campaña informativa para que trasladen la importancia de lavarse las manos y las medidas de distanciamiento. Se pretende que sean los más pequeños quienes transmitan este mensaje a las personas mayores. «En Gandia todos hemos hecho un buen trabajo. Sanitarios, cuerpos de seguridad, voluntarios, ciudadanía, nuestros pequeños y nuestros mayores», indica Gil. «La gran mayoría hemos cumplido las normas durante el confinamiento y ahora se abre una nueva etapa donde hemos de ser conscientes de que el virus sigue ahí y que debemos continuar tomando todas las precauciones y siguiendo todos los consejos que se emiten las autoridades sanitarias», añade la concejala.

Satisfecha con los resultados que todo este trabajo ha tenido en Gandia, y por extensión en toda su área de salud, la responsable municipal de Sanidad concluye que «no sólo se trata de una campaña para evitar nuevos contactos, sino que también hemos de ser conscientes que de esta manera ayudamos a recuperar la economía».