Miembros de la Sociedad de Cazadores de Villalonga encontraron el pasado miércoles dos crías de jabalí que estaban atrapadas, y seguramente condenadas a morir ahogadas, en una acequia situada en la zona montañosa próxima a la partida de l'Esclapissada. Por ese lugar discurre una de las acequias de los llamados Canales Altos del Serpis, que alimentan la agricultura de varios términos municipales, sin que exista protección para evitar la caída de animales.

Cuando los cazadores llegaron comprobaron que dos crías de jabalí estaban vivas, pero otro ejemplar, así como un zorro, ya habían perecido. Inmediatamente sacaron todos los animales y las dos crías de jabalí emprendieron rumbo a la montaña, su hábitat natural.

Esta primavera se ha notado un incremento de la presencia de jabalís en la Safor. En numerosas carreteras se han cruzado manadas, generalmente de una madre con sus crías de este año, e incluso han provocado accidentes de circulación.

Las acequias, solo cuando son de considerables dimensiones, se convierten en una trampa para las crías. Entran para beber o caen al intentar cruzar los canales con agua, pero después si los muros son altos ya no pueden salir y perecen ahogados.