Los pelotaris que participan en las ligas profesionales Bankia ya están completando las pruebas médicas previas a la vuelta a la competición. Los controles se están realizando en las instalaciones del Instituto Valenciano de Recuperación Deportiva (IVRE+) bajo la supervisión del doctor Miguel Ángel Buil.

Los jugadores tienen que completar en primera instancia un cuestionario para obtener datos del periodo de confinamiento y de los entrenamientos que han realizado desde que se interrumpió la actividad. En el caso de detectar sospecha de contagio se planificarían pruebas de serología y PCR. El cuestionario continuará haciéndose de manera semanal durante tres meses. Esta primera parte de las pruebas está planificada como un sistema de detección de posibles lesiones y de la posibilidad de haber pasado la Covid-19 sin saberlo.

Posteriormente, los pelotaris han sido sometidos a pruebas de corazón, pulmón y estómago, además de las básicas de temperatura y pulsioximetria, para detectar síntomas que podían pasar desapercibidos en asintomáticos. Además, se está realizando revisión de tendones, articulaciones y estado físico en general para evitar el riesgo de lesión después de una parada de larga duración como lo ha que ha acontecido. "Con estas pruebas podemos extraer conclusiones y a partir de aquí hacemos un seguimiento para ver si se están adaptando bien a los entrenamientos y al esfuerzo o si hay sospecha de contagio", explica el doctor Buil.

Aunque es pronto para extraer conclusiones, las primeras valoraciones hechas por el doctor Miguel Ángel Buil son positivas. "Todos han entrenado físico en niveles muy aceptables y desde hace un tiempo están tocando pelota. Esta es una situación que no hemos vivido nunca y vamos justos y al límite, pero en el deporte de alto nivel siempre se va al límite. Es probable que aparezca alguna molestia aunque esperamos que no se produzcan lesiones", señala.

El principal riesgo de lesión está en la capacidad de coordinación. "Los pelotaris tienen que coordinar a una velocidad altísima la vista con el golpe y en el golpe intervienen un par decenas de músculos. Esa coordinación la han perdido en parte con el confinamiento y tienen que recuperarla. No todos los jugadores toleran por igual la carga de trabajo y tenemos que estudiar cada caso y actuar de manera personalizada", concluye Miguel Ángel Buil.