La Generalitat Valenciana inició ayer el segundo intento de introducción del águila pescadora en el parque natural del Marjal de Pego-Oliva con la llegada de dos polluelos, bautizados como Bullent y Odiel, que se sumarán a un tercero, llamado Bruc, que en unos días será puesto en libertad en esta misma zona.

Esta acción se lleva a cabo después de que los cuatro ejemplares que se soltaron el año pasado hayan fallecido, tres de ellos en África, en algunos casos por electrocución al situarse sobre postes o líneas que carecen de sistemas de protección de aves. En este parque natural valenciano, en cambio, las empresas eléctricas y la Administración sí que han conseguido que la mayoría de estas infraestructuras ya cuenten con elementos para evitar la muerte de aves.

El acto de ayer estuvo presidido por la Consellera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Mireia Mollà, los alcaldes de Oliva y Pego, David González y Enrique Moll, respectivamente, y el director del parque natural, Joseba Rodríguez. También acudieron representantes de Dénia y Xàbia, que participan en este proyecto auspiciado por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Fundación Migres a través del plan Vida Silvestre.

Los alcaldes de Pego y Oliva aprovecharon el acto para reivindicar a la consellera mayores inversiones en un parque natural que constituye uno de los humedales más importantes del Mediterráneo y para que active el proyecto del Centro de Recepción de Visitantes que los dos ayuntamientos reivindican.

La consellera Mollà indicó que proyectos como este deben servir para poner en valor las políticas hacia parajes naturales, y añadió que el intento de reintroducción del águila pescadora cuenta con la implicación de todos los estamentos afectados, desde la Generalitat a los ayuntamientos pasando por asociaciones de cazadores, de pescadores y agricultores.

La técnica para reintroducir el águila pescadora en el marjal es a largo plazo, y culminará cuando alguna de las crías regrese al humedal para reproducirse. El método se basa en aportar pollos nacidos en cautividad y acomodarlos en un nido artificial, debidamente adecuado por expertos ornitólogos, donde vivirán hasta que inicien sus prácticas de vuelo y, posteriormente, la pesca en las aguas del marjal. Así es como se consigue que las crías asocien el espacio a su lugar de hábitat, de manera que sigan aquí cuando lleguen a la edad reproductora.

Como los cuatro ejemplares del año pasado, los tres de ayer cuentan con emisores vía satélite adosados al cuerpo que permiten conocer todos sus movimientos.