La suspensión de los tres festivales que se programan en la playa de Tavernes de la Valldigna durante el verano ha supuesto un mazazo de lo más duro para el sector turístico de la ciudad. Tanto el ayuntamiento como los empresarios hace ya algunos años que fían gran parte del éxito de la campaña a estos eventos que atraen a miles de personas a una playa que gracias a la cultura y la música se ha situado en el mapa. Además, de cara a este verano la expectación era doble, ya que uno de los tres, el Octopus, se estrenaba en la localidad, ampliando la oferta musical de la playa con un estilo muy parecido al que ofrece el exitoso Medusa, en la vecina playa de Cullera. La crisis del coronavirus ha desmoronado todos los planes.
Desde el consistorio, sin embargo, van a intentar que este no sea un verano de paseo por la avenida y pipas. Por ello, hace unas semanas contactaron con las tres empresas que organizan los festivales para explorar la posibilidad de realizar algún evento en la playa que cumpla con todas las medidas de restricción, higiene y distancia social a las que obliga el decreto de nueva normalidad.
Una de ellas respondió, concretamente la que organiza el Mediterránea Festival, y la playa de Tavernes tendrá la primera semana de agosto un pequeño ciclo de conciertos. Su título es «Amores de Verano» y se desarrollará entre el 4 y el 9 de agosto. Aunque aún no se conocen nombres concretos, se anuncia que serán cantantes de primer nivel en el panorama musical nacional, con una oferta variada que abarcará todo tipo de públicos. La singularidad de este evento es que lo compartirán tres ciudades distintas. Además de en Tavernes, los conciertos se celebrarán también en la capital turística por excelencia, Benidorm, y en Burjassot.
Recinto de conciertos de la playa
En el caso de la capital de la Valldigna, los conciertos se celebrarán en el mismo recinto en el que tienen lugar los festivales, es decir, al norte de la playa. El ayuntamiento ha establecido las mismas condiciones que con los festivales, es decir, es la empresa la que arriesga el capital con el caché y la producción, mientras que el ayuntamiento pone el espacio además de la limpieza y la seguridad.
Será una semana de conciertos íntimos, con un aforo limitado a un máximo de 800 personas, todas ellas sentadas. El recinto de festivales permite mantener la distancia de seguridad.
Desde Turismo se espera que este, junto a otros eventos musicales como el Pop al Carrer o tradicionales como la Fira de Sant Jaume puedan animar un verano que según los empresarios ha empezado bastante flojo y paliar en la medida de lo posible el gran mazazo que ha supuesto el frenazo provocado por la crisis sanitaria del coronavirus.
