P No puedo comenzar más que con la pandemia que sufrimos preguntándole si usted teme más a lo pasado o a la crisis social que se avecina.

R Creo que no estamos abordando esta crisis como la anterior, la de 2008. Ni Europa ni nuestro país la afrontan con el criterio de austeridad, sino con el de inversión pública y, por lo tanto, es la Administración la que impulsa que las familias no sufran. Creo que hemos aprendido del año 2008 y ahora sabremos afrontar esta situación mejor que entonces.

P ¿Cree que hay motivos para el optimismo?

R Sí. El gran motivo para el optimismo es la actitud de las personas. En mi experiencia al frente del ayuntamiento comparo la pandemia con el incendio forestal de Marxuquera. Creo que han sido dos grandes crisis sufridas en nuestra ciudad, pero la diferencia es que el incendio respondía a un fuego imparable al que humanamente no podíamos hacer frente. En este caso se ha demostrado que, hasta que haya un tratamiento, la única manera de hacerle frente es con disciplina y marcando las distancias entre las personas. Y ha quedado demostrado, creo que en Gandia de forma ejemplar, que cuando dependemos del factor humano estamos a la altura de las circunstancias. La gran lectura que queda de esta crisis es la enorme respuesta de la ciudadanía, responsable y prudente, gracias a la cual hemos podido afrontar este virus y disponer de un éxito colectivo, relativo, pero éxito al fin y al cabo.

P ¿Por qué Gandia se adelantó? ¿Qué sabía para que esta ciudad afrontara medidas un poco antes que antes municipios?

R Seguramente ha sido el rigor a la hora de trabajar. Somos un gobierno acostumbrado a gestionar crisis. Gandia ha estado mejor preparada ante esta pandemia que si hubiese ocurrido hace ocho o diez años porque llevamos un trabajo de consoldar relaciones con las distintas fuerzas de seguridad, con otras administraciones, con la sociedad, la ortodoxia económica, la seriedad en la gestión del dinero de la ciudadanía y, por tanto, de identificar las prioridades. Nos hemos acostumbrado a afrontar situaciones adversas y, en ese sentido, hay mucha fluidez entre el ayuntamiento, Salud Pública, Policía Local... eso nos hizo ver que había una amenaza que podía llegar a la ciudad.

P ¿Qué verano espera, desde el punto de vista turístico? ¿Salvar los muebles? ¿Que los empresarios no pierdan dinero?

R La aspiración es salvar la temporada. Hay diferentes casuísticas que hacen que Gandia esté mejor preparada para este reto. Tenemos un turismo eminentemente nacional y residencial, más que hotelero, una playa extensísima y muy preparada. Calculamos que en la arena caben más de cincuenta mil personas, prácticamente una ciudad que sabemos cómo gestionar porque ya lo hemos hecho en otras situaciones. De manera que en Gandia confluyen muchas situaciones que nos ponen en un punto de ventaja.

P ¿Qué haremos si se produce un rebrote del virus en la playa de Gandia?

R Pues gestionarlo mejor que hace cuatro meses, porque estamos mejor preparados. Al final, la palabra preparación, que estoy usando en casi todas las preguntas que me hace, significa aprendizaje para poder afrontar lo que nos llegue. Este gobierno está acostumbrado a gestionar situaciones de crisis y creo que hemos construido una ciudad con una mayor resiliencia. No solo hemos tenido una buena respuesta al coronavirus, sino que todos hemos aprendido y estamos más preparados.

P Se habla de una nueva realidad, e incluso de una nueva economía. ¿Se ha planteado desde el ayuntamiento cómo crecer?, ¿como salir de esta situación de un modo diferente al anterior?

R Absolutamente. Esta crisis se ha convertido en una prioridad, pero la sociedad actual vive inmersa en diferentes crisis que, sumadas, son insoportables. De cada una de ellas hemos de salir mejor preparados porque el futuro no lo conoce nadie. Soy una convencida de que Gandia debe convertirse en una ciudad inteligente, que no es que esté rodeada de tecnología, sino que la usa para construir una sociedad mejor. Y también es más inteligente la ciudad que usa mejor sus recursos, la que facilita que sus ciudadanos mejoren en salud, en todos los sentidos, ambiental, de ruido, de contaminación. Y, por lo tanto, sabemos que no valen las improvisaciones, que las decisiones que ahora se tomen tengan visos de permanencia para que esta sea una ciudad mejor y más resistente. Tenemos que profundizar en la digitalización de la sociedad y de los sectores productivos para que sean más resilientes. Profundizar la relación entre la ciudadanía y su ayuntamiento para que sea más eficaz. Mejorar la calidad de vida de las personas, porque al final vemos que la salud también depende de cómo se gestiona la ciudad... Estamos más convencidos que nunca que las cuestiones importantes y urgentes, como los proyectos de salud, educación y justicia, deben seguir adelante y concluirlos. Porque no afrontaríamos bien la crisis si esas actuaciones cayeran.

P El presupuesto municipal de 2020 no sirve. ¿Ya se ha planteado a qué actuaciones Gandia tendrá que renunciar?

R Debería matizar cuando dijimos que el presupuesto que se acababa de aprobar ya no tenía validez. En el sentido de que ese presupuesto incluía muchas urgencias de la ciudad que, afortunadamente y gracias a la solvencia económica, conviene mantener. Es una buena noticia, y ahí está no solo el ayuntamiento sino también el Consell de la Generalitat, que garanticemos el Pla Edificant, que es la remodelación de todos los centros educativos, el centro sociosanitario de Roís de Corella, el Palacio de Justicia, el depósito de pluviales para que la playa no se inunde con facilidad, el puente de Montepino arrasado por el incendio. No deben caer los proyectos porque el presupuesto puede soportar la embestida. ¿Qué no se hará? Lo prescindible o lo que no sea una necesidad. Y eso es lo que tendremos que reconducir.

P Nos olvidamos de bajar impuestos en esta legislatura y de reducir la deuda municipal.

R Pues no veo por qué. La buena gestión económica hace que la ciudad esté mejor preparada para hacer frente a sus necesidades, pero también, y lo seguimos defendiendo, que se traduzca en una recuperación económica en las familias. No nos gusta la Ley de Racionalización de las Administraciones que aprobó el PP, no nos gusta el Plan de Ajuste al que está sometido Gandia, también aprobado con las reglas del PP. Ahora la prioridad debe ser la inyección pública, y después ya vendrá el pago de la deuda, que también se tendrá que cumplir. Lo que queremos es que el Gobierno de España nos ayude a que la recuperación económica llegue a la ciudadanía, y una forma es rebajar la presión fiscal.

P Sobre el teletrabajo, no sé si es entrar en una cuestión filosófica, pero, ¿le parece correcto que alguien se levante y, sin quitarse el batín, trabaje desde casa y se pierda tomar un café y renuncie a las relaciones sociales?

R El teletrabajo es una herramienta que se tiene que hacer compatible con el trabajo tradicional, de estar físicamente en un lugar. Habrá casos en que no se podrá hacer porque efectivamente las relaciones personales son importantes, por ejemplo en Servicios Sociales, en donde el trato personal no se va a perder. Pero hay aspectos, como cuando se pide hablar con un técnico o un funcionario, en que es importante que haya una cita previa, una agenda que permitirá mejorar la eficacia. Que una persona no tenga que venir tres veces al ayuntamiento para solucionar un problema. Y ahí es donde debemos incorporar nuevas herramientas. Creo en la eficiencia y en la productividad, y el teletrabajo, combinándolo con el trabajo presencial, nos puede acercar a esos conceptos.

P La llamada 'administración electrónica' que ha llegado para quedarse, ¿a cuánta gente va a excluir?

R Tenemos sobre la mesa el reto de dimensionar la administración electrónica. Hay que saber cuánta gente se queda en la brecha digital, y ese espacio lo tenemos que cubrir, porque nadie puede quedarse fuera. Pero también necesitamos incorporar y poder trabajar telemáticamente con quienes acaban viniendo al ayuntamiento y están en ese espacio digital. Hay muchas empresas que tienen mucho trato con el ayuntamiento que ya usan la sede electrónica y hay que mejorar ese sistema, porque, además, eso nos permitirá dedicar más tiempo a otros aspectos, entre ellos a quienes se quedan en la brecha digital.

P Justo antes de la pandemia hubo una crisis de gobierno entre el PSPV-PSOE y Compromís Més Gandia Unida. ¿Está superada?

R Yo no lo calificaría de crisis de gobierno. Un gobierno de coalición se puede permitir la discrepancia y las diferencias, que siempre pueden aparecer. Lo importante es afrontarlas, porque seguimos creyendo que lo mejor para Gandia es un gobierno cohesionado y unido. Desde luego esta pandemia nos ha situado en un escenario muy distinto, la prioridad es atender a las personas para dar la mejor respuesta.

P Hubo un detonante extraño, que fue el premio feminista que el ayuntamiento quería dar a las monjas clarisas. ¿Realmente son un ejemplo de feminismo?

R El homenaje era a las mujeres, un reconocimiento a las mujeres. Las monjas son un colectivo invisibilizado dentro de la estructura de la Iglesia. El ayuntamiento quería poner el valor la figura de la mujer monja, y concretamente de las clarisas, en la historia de la ciudad. Siempre hablamos de María Enríquez o de las mujeres Borja y, de alguna manera, este homenaje era a todas ellas. Eso no está reñido con la defensa del feminismo en el que está este gobierno, y no es necesario que me refiera a la trayectoria del Partido Socialista. De los once concejales seis son mujeres. Nosotros practicamos el feminismo.

P ¿Se esperaba en el año 2020 una polémica, aunque sea reducida, por la implantación de una mezquita en Gandia?

R Lo que no vamos a hacer es a tolerarla. El trasfondo del cuestionamiento a la apertura de una mezquita en nuestra ciudad es una palabra clara, y no voy a usar eufemismos: es racismo y en Gandia no cabe el racismo. El ayuntamiento defenderá el derecho de cualquier colectivo religioso, que además está amparado por la ley, a abrir un espacio donde quiera. Y como ni el género, ni su inclinación sexual, ni el color de la piel, ni la religión que profesen los ciudadanos son motivo de debate en una ciudad integradora como Gandia, rechazaremos cualquier movimiento de rechazo a un colectivo por cualquiera de esos motivos.

P Gandia ha apostado por una peatonalización del centro muy 'light'. Pueden entrar motos, coches a aparcar, carga y descarga, no hay denuncias... ¿Se queda ahí el Gobierno de Gandia?

R No. Presentamos este proyecto como una herramienta de evolución hacia una ciudad más amable, menos contaminada, pero también que aporte nuevas oportunidades a la ciudadanía y a los sectores productivos, el comercial y la hostelería. Esta medida no se puede implantar de forma traumática y, por lo tanto, hay un margen temporal para acostumbrarse. Pero el objetivo, sin hablar de peatonalización, sino de corte al tráfico, es expulsar al coche del centro histórico para que sea eminentemente peatonal, haciendo posible todas las actividades necesarias en esa zona.

P ¿Y no cree que son los comerciantes quienes deberían financiar las dos horas de párking gratis en vez de que esa medida salga de recursos públicos?

R Es que esa medida no está destinada a los comerciantes, sino a la ciudadanía en general. No está ligada a que tengas que entrar en una tienda o a consumir en un restaurante. Para nosotros el espacio del centro histórico es importantísimo, al que la gente debe tener facilidades para llegar, para consumir calle, cultura o en un espacio privado. Lo que estamos haciendo es que se pueda dejar el coche y se pueda disfrutar del centro histórico. Y también pienso que los párkings, que ahora están en manos del ayuntamiento, deben usarse para incentivar todo tipo de consumo: en la hostelería, en locales comerciales, en el Palau Ducal, también del urbanismo de la ciudad. Estamos usando los párkings públicos como aliados de la ciudadanía en general.

P ¿Cómo ve el futuro del Náutico? ¿Tiene información de qué puede pasar tras la sentencia que retira la concesión al club?

R En este tema hay muchas incógnitas que se tienen que aclarar. La pugna por la concesión conlleva problemas que tienen relación con avales financieros y otras cuestiones. A mí lo que me encantaría, y eso es una opinión personal, es que las dos opciones que se presentaron para adjudicarse el Náutico se sentaran. Más allá de quién construye hay intereses comunes para la gestión de un espacio estratégico de la ciudad que tiene que dar oportunidades a los clubes deportivos, a quienes tienen un amarre y a quien quiera asentar una empresa turística. Me gustaría que el Club Náutico y Alcara llegaran a un acuerdo con la Autoridad Portuaria en pro de la ciudad de Gandia y en beneficio de todas las partes.

P ¿Cómo se ha podido producir un periodo de tantos años de incomunicación con la Fundación para la Restauración de la Colegiata? ¿Qué ha pasado?

R Creo que aquí todos podemos reconocer alguna falta. Es cierto que yo, como alcaldesa de Gandia y miembro de la fundación, nunca he recibido una convocatoria formal para asistir a las reuniones, pero tampoco me he acercado a la Colegiata para decir, ¿qué hacemos? Es un proyecto de hace veinte años y nunca se puede presuponer que los actores de las administraciones que firmaron aquella voluntad la mantengan ahora. Por eso es necesario renovarla. El ayuntamiento ha manifestado su intención de continuar colaborando en la rehabilitación de un edificio tan importante, pero creo que la fundación necesita renovar esas voluntades con las otras administraciones, como la Universitat Politècnica, la Generalitat, etc, y una vez eso exista, seguro que entre todos, con ilusión compartida, impulsaremos una fundación en la que hay que creer.

P ¿Si hay colegio, habrá Tio de la Porra?

R Si hay colegio, muy probablemente habrá Tio de la Porra. Lo que no podemos saber es si habrá concentración de las bandas y otros acontecimientos masivos. Podemos sacar el Tio de la Porra cumpliendo las medidas de seguridad, pero después hay otros actos de la Fira que no se podrían mantener. Estamos preparados para celebrar la Fira, para suspenderla o para organizar una Fira alternativa sin actos multitudinarios. Veremos qué pasa.