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Conclusión

Caducan los últimos derechos de agua para generar electricidad en el Serpis

La Confederación del Júcar retira la concesión a la antigua Iberdrola, que paralizó las "fàbriques de llum" - Nadie ha iniciado el proceso para proteger esos elementos de arqueología industrial

Caducan los últimos derechos de agua para generar electricidad en el Serpis

La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) concluyó la semana pasada el proceso de retirada de derechos concesionales del agua superficial que discurre por el cauce del río Serpis para la generación de energía eléctrica.

En concreto, la CHJ ha dado por finalizada, por caducidad y ausencia de petición de renovarlas, las autorizaciones para captar agua en dos azudes, el de l'Infern y el de Morú, situados, respectivamente, en los términos municipales de l'Orxa y Villalonga. Los derechos los tenía la empresa Hidroeléctrica Española, ahora Iberdrola.

Según los informes a los que ha tenido acceso este periódico, tanto en el azud de Morú como en el de l'Infern existía autorización desde hace años para desviar 1.350 litros por segundo para canalizar el agua hacia dos minicentrales hidroeléctricas. De la de Morú ya prácticamente no queda nada. De la de l'Infern todavía impresiona su estructura, justo en el linde de los términos municipales de Villalonga y l'Orxa.

Las dos concesiones retiradas ahora son las últimas que quedaban de la decena de minicentrales hidroeléctricas que llegaron a funcionar entre Alcoi y Gandia durante los tiempos en que esta producción de energía resultaba rentable. Como informó este periódico, los derechos para captar el agua necesaria empezaron a caducar hace varios años.

Desde ahora, no solo quedan en absoluto desuso los edificios de las antiguas centrales, que en esta zona se conocieron popularmente como «fàbriques de la llum», sino que a ellas se unen ahora los azudes, estructuras para retener el agua situadas sobre la rambla del río que se construyeron entre finales del siglo XIX y principios del XX.

Todo eso, fábricas, estructuras, canales y azudes, pasa ahora definitivamente a la historia, pero también al más absoluto de los abandonos pese a ser un legado que perfectamente se puede catalogar bajo el concepto de «arqueología industrial». Ese patrimonio es especialmente significativo en la ciudad de Alcoi, que adelantó a muchas otras localidades valencianas en la industrialización y que en los últimos años ha conseguido restaurar y preservar muchos de los edificios.

En contraposición, perdidas en medio del curso del Serpis y a considerable distancia de los núcleos urbanos, las antiguas minicentrales eléctricas no solo languidecen, sino que se degradan a gran velocidad sin que ningún organismo haya tomado medidas.

Los azudes, por tratarse de estructuras más resistentes, sí se conservan bien pese a estar sometidos a las grandes crecidas que experimenta el Serpis cuando se producen fuertes lluvias en la cuenca media y alta.

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