Detrás de La Góndola hay una mujer luchadora y madre coraje, Clara, de 60 años, que llegó a Gandia hace 22 procedente de Ecuador. Es madre de tres hijos, que dejó allá y llegaron cuando ella pudo disponer de un trabajo estable y una vivienda en condiciones. Durante 15 años fue ayudante de cocina en un hotel de la playa. Y en sus dos días libres del hotel seguía trabajando: en la limpieza, cuidando ancianos, en la hostelería? «Nunca me faltó trabajo», apunta. Incluso le echó una mano a un hijo en una frutería que montó.
En el hotel la despidieron, pero ese proceso se declaró improcedente. Con el dinero de la indemnización y sin dejar de formarse en hostelería decidió montar una pizzería. En 2015 vio su sueño convertido en una realidad: La Góndola.
Clara, que reabrió con ilusión en mayo, en la primera fase de la desescalada, ha tenido que hacer frente al confinamiento y a la caída del consumo como la mayoría de los sectores, pero además a esta campaña de «fake news» a raíz del brote de coronavirus. «Recibí la ayuda que convocó el ayuntamiento para los negocios por cerrar durante el estado de alarma, pero sigo con deudas, me gustaría que me concedieran un préstamo ICO para salir adelante», señala.
