Los estudios realizados por los técnicos han permitido constatar que no hay daños estructurales en la cúpula central, el florón y el techo de la parroquia de Sant Roc de Oliva tras la caída del rayo que tuvo lugar el lunes 3 de agosto durante la tormenta que afectó a la comarca de la Safor. Así lo ha comunicado el párroco del templo, Javier Catalá, tras la visita del arquitecto y el técnico municipal.
La buena noticia ha sentado muy bien a la comunidad parroquial y la ciudadanía, ya que la parroquia de Sant Roc es visitada por cientos de turistas. El rayo, captado por la veleta existente en el exterior, penetró en el interior por el anclaje de hierro y provocó un fuerte estruendo, chamuscando los dorados y pinturas y causando unas pequeñas grietas del colgante y gallones.
Además, tres focos interiores de la cúpula, el amplificador del sistema de megafonía y la central electrónica de las campanas dejaron de funcionar. Los técnicos de campanas y electricista procedieron al arreglo, mientras que el martes con un dron se observaba el exterior. Luego, con una elevador, se procedió a examinar detalladamente toda la zona interior afectada por el arquitecto municipal y el técnico.
El párroco confirmó a Levante-EMV que se han vuelto a reponer los cinco primeros bancos del templo, retirados tras la caída del rayo, ante la posibilidad de que se pudieran producir desprendimientos desde la zona de la cúpula, cosa que finalmente no ha ocurrido.
Los numerosos rayos que cayeron sobre la ciudad aquel 3 de agosto no sólo causaron daños a la parroquia de Sant Roc, donde fueron más intensos, sino también a los vecinos de muchas casas de los alrededores del propio templo parroquial.
Aparatos eléctricos fundidos
Algunos de ellos señalaron a este periódico que dejaron de funcionar numerosos aparatos eléctricos, como televisores, neveras, lavadoras y otros elementos que se vieron afectados por las descargas eléctricas.
Varios días después del impacto todavía quedaban muchos de ellos por arreglar y pendientes de las compañías aseguradoras que las personas afectadas, de la llegada de los peritos a confirmar el daño que tenían y del correspondiente pago para poder solucionar los problemas.
Las compañías de seguros precisan constatar que la incidencia se debió a la caída de un rayo, algo que, como es lógico, está perfectamente acreditado.
