Un carril bici que apenas se utiliza por deficiencias en su diseño original, que podrían ser subsanables. Esta es la realidad del tramo que construyó hace apenas cinco años la Diputación de València en un tramo de la carretera CV-675, de Gandia a Simat de la Valldigna por Barx. El carril presenta incorporaciones tan abruptas a la carretera, que los ciclistas más experimentados lo evitan, ya que a una velocidad de 30 o 40 km km/h sencillamente no sirve.

La última entidad en denunciar esta situación ha sido la agrupación deportiva PenyaGolosa, de Gandia, que el pasado mes de junio remitió un escrito por triplicado a la diputada provincial de Movilidad Sostenible, Dolors Gimeno, y a los concejales de Gandia Alícia Izquierdo y Nacho Arnau. Por el momento no han obtenido respuesta, aunque desde la asociación también entienden que la gestión de la epidemia de coronavirus debe ser en estos momentos la prioridad de la administración.

La carretera es muy utilizada por los ciclistas, tanto aficionados como profesionales, ya que es la única con pendiente positiva de Gandia y un puerto de montaña. Desde la asociación aplauden que la Diputación de València apostara por mejorar la seguridad vial con diversas actuaciones, entre ellas la construcción de un carril bici, pero lamentan que quienes no son cicloturistas tengan muy difícil circular por él.

En primer lugar, desde la asociación no entienden por qué el carril bici cambia de eje en la carretera; según se sube a Barx está a la derecha entre la urbanización Xauxa y el cruce con el Camí Pinet, mientras que el segundo tramo que arranca en esta rotonda se pasa al lado izquierdo. De ahí derivan buena parte de los problemas de este carril, que acaba en un final abrupto, en el cruce con el Camí Llosar. «Aquí se convierte en un callejón sin salida y para continuar en dirección a Barx, ya por la carretera, hay que cometer una infracción sancionable, al sobrepasar una doble línea continua», apunta Bernat Rodríguez, presidente de la asociación.

Más peligrosa es en este punto la incorporación si se baja desde Barx, especialmente a una velocidad considerable, ya que el ciclista no vería si sale algún vehículo o peatón por el Camí Llosar.

Al peligro de esos puntos negros se añade el de la intensidad del tráfico de la vía, sobre todo en verano. Esta carretera registra una circulación media diaria de 5.395 vehículos desde Gandia hasta el cruce de Marxuquera, 2.738 hasta Barx y 624 de Barx a Simat, según el Libro de Aforos de la Diputación correspondiente al año 2019.

Soluciones

En la carta enviada a los políticos PenyaGolosa les expone el problema, pero también les sugiere algunas soluciones, que podrían estudiar con más detalle los técnicos de la Diputación.

Sobre el malogrado final (en sentido ascendente) del segundo tramo, la asociación plantea mejorar la señalética horizontal y vertical y permitir la incorporación en paralelo a la carretera, derribando para ello parte del bordillo elevado que actúa como barrera entre el carril bici y la CV-675.

La agrupación considera que con estas correcciones el carril segregado podría ser más operativo. Por otra parte, se ha dado el caso de grupos de ciclistas que han sido amonestados e incluso multados por agentes de la Guardia Civil al preferir subir o bajar por la carretera frente al carril bici.

Muchas administraciones se comprometieron a impulsar rutas ciclistas seguras, sobre todo a raíz de la conmoción que causó el fatídico accidente de tráfico en Oliva en mayo de 2017, en la N-332, en el que una conductora ebria arrolló a un grupo de ciclistas, causando la muerte a tres de ellos.