La Confederación Hidrográfica del Júcar ha iniciado esta semana el proceso para dejar el pantano de Beniarrés al 50 por ciento de su capacidad total con el fin de que pueda retener el agua de fuertes avenidas si se producen las cíclicas lluvias torrenciales, muy características del otoño mediterráneo. Pese a que el verano ha sido seco, las precipitaciones caídas durante el invierno y la primavera pasadas permitieron casi llenar el embalse, que puede retener hasta 27 hectómetros cúbicos. En este momento está al 60% del total, con 16 hectómetros cúbicos de reserva, pero en poco más de una semana ya se ha soltado un hectómetro. Durante lo que falta de septiembre y los primeros días de octubre deberán liberarse cerca de tres hectómetros cúbicos más, hasta quedarse con un máximo de 13,5. De esa manera el pantano podría actuar como elemento laminador del caudal si el río Serpis sufre una gran crecida a consecuencia de las lluvias en las zonas que constituyen su cuenca alta y media. En la Safor, incluyendo Gandia, ese desembalse se ha notado con un incremento del caudal.