A lo largo de estos años, las autoridades se habrán encontrado prácticamente de todo a la hora de llevar a cabo el desahucio de una vivienda pero es difícil que se hayan topado con una situación como la de un piso de la calle Plus Ultra de Gandia, donde un hombre convivía con un total de 96 gatos en unos cien metros cuadrados. El mismo propietario, Joaquín Martínez, hizo un llamamiento a la Sociedad Protectora de Animales y Medio Ambiente de la Safor (Spama), con refugio en Gandia, y a otras protectoras para que acojan a los felinos o le ayuden a darlos en adopción, como explicaba ayer a Levante-EMV a las puertas del edificio, después de que el fondo de inversión que ha adquirido su vivienda, de la que ha sido desahuciado, ya haya cambiado la cerradura y le obligue a marcharse.

Lo que ocurre es que el albergue de la Banyosa no tiene espacio para dar cobijo a los animales y de ahí que el asunto saltara a las redes sociales para pedir ayuda a la ciudadanía, donde pronto empezó a correr de dispositivo en dispositivo pidiendo casas para acoger a los felinos. La entidad se encargó ayer de retirar a todos los felinos del piso, que ha pasado a manos de un fondo de inversión. El dispositivo contó con el apoyo de la Policía Local, después de que la concejala de Sanidad, Liduvina Gil, se interesara por la cuestión. En un primer momento, los operarios de Spama retiraron de la vivienda una treintena de animales, según explicaron fuentes municipales para posteriormente seguir con el trabajo hasta llevarse al casi centenar de gatos.

El piso, tal como pudo comprobar este periódico, tenía una parte totalmente habilitada para los animales y estaba equipado con elementos necesarios para su estancia, alimentación y defecación. Además, Joaquín Martínez, que vivía en el piso junto a los gatos aunque en realidad el propietario era su padre, había preparado la casa con elementos de ventilación y tenía hasta 14 ambientadores programados para dispensar el perfume cada diez minutos con el objetivo de tratar de mitigar el olor, aunque algunos vecinos se quejaban de la situación.

En las habitaciones en que se encontraban los felinos había instalado moqueta de goma para amortiguar posibles ruidos a los vecinos de abajo. Además, tras una inspección anterior realizó una obra que, dice, «me costó 3.000 euros». Instaló una doble puerta, adquirió estantes para que los gatos se situaran en ellos para dormir e instaló un rascador.

Desde Spama pudieron constatar que todos los felinos presentaban buen aspecto y estaban bien cuidados. No son animales recogidos de la calle, sino que todos han sido criados en el interior de la propia vivienda. Como el propio Martínez explica, «cada mes me gastó unos 400 euros en su mantenimiento». Cuidarlos, señalaba, le cuesta «cada mañana tres horas para arreglarlos a todos, limpiar y ponerles la comida», explicaba. «Tienen la proporción de pienso adecuada al agua» Reconoce que es una situación «inusual» y que un piso no es el mejor lugar para tener tantos gatos pero dice que «en enero vinieron a hacerme una inspección de Sanidad y no me dijeron que sacara a los animales de allí». Una vez estén fuera todos los animales, señala que se dedicará a retirar los enseres de la vivienda para abandonarla de manera definitiva y dejarla en manos del fondo que la ha adquirido.