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Las tareas pendientes de Cultura en el Monestir

Unas imágenes a las que ha accedido Levante-EMV del interior del cenobio de Simat evidencian la necesidad de los 300.000 € que invertirá el Consell

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Las tareas que Cultura tiene en el Monestir de Simat

La Conselleria de Cultura ha anunciado esta misma semana una inversión de 300.000 euros para el Monestir de Santa Maria de la Valldigna. La cantidad no cubre todo el trabajo que hay para hacer en el histórico recinto ubicado en Simat de la Valldigna pero, al menos, acometerá las cuestiones más urgentes y, por otra parte, supone el compromiso implícito de la Generalitat en cambiar la dinámica que en los últimos años ha aplicado en el recinto, es decir, no hacer prácticamente nada en cuestiones de rehabilitación o mantenimiento.

Como en su día adelantó Levante-EMV, los espacios más importantes del monasterio están cerradas a visitas. El motivo es que en diciembre del 2019 un episodio de fuertes vientos afectó a un arco, que acabó cediendo. Este periódico ha tenido acceso a una imágenes que muestran no solo la dimensión de la rotura, sino las condiciones del cenobio y que muestran la necesidad de invertir los 300.000 euros comprometidos por el Consell.

En primer lugar se aprecia que lo del arco gótico es mucho más que unos cascotes que se han desprendido. En realidad, ha cedido en su totalidad. Se trata de un arco puntado que encabeza la bóveda de crucería de lo que fue el claustro del monasterio, ubicado entre la iglesia y el refectorio. En la imagen se aprecian los grandes trozos en el suelo, donde estarán, seguramente en la misma posición, desde el momento en que se vinieron abajo, hace ya casi un año.

De la imagen llama la atención otra cuestión. Por todo el recinto han brotado las malas hierbas y el claustro no es una excepción. De hecho, algunos de los fragmentos del arco están cubiertos por estas especies salvajes que crecen al alimón de la falta de mantenimiento. Lo mismo ocurre en otros espacios del templo, como el camino que une la entrada al recinto con el refectorio, la iglesia y la sala capitular, donde, entre la grava, han crecido algunos hierbajos. Algunos tramos de los jardines se ven claramente descuidados.

En el interior de la iglesia, las imágenes muestran cómo la humedad se ha ido apoderando de las paredes. Eso ha provocado que se desprendan pequeños trozos o partículas de cal. Este fenómeno se puede considerar normal pero la falta de actuación lo ha agravado.

Espacio para los florones

En el mismo interior de la iglesia, si se levanta la vista, se aprecia cómo en las claves de bóveda hay cinco espacios circulares en blanco. Son los puntos en los que se tienen que instalar unos florones decorativos que la Generalitat compró a la parroquia de Benifairó en el año 2020. Estos elementos están físicamente en el monasterio, pero guardados en un altillo desde hace cinco años, acusando la humedad y el paso del tiempo.

Una curiosidad, aunque no menor por los daños que puede causar, es que en el campanario ha crecido una higuera. No es un fenómeno extraño si se tiene en cuenta que es habitual que los pájaros piquen estas frutas en los árboles y acaben depositándolos en zonas altas de forma involuntaria. En una de las fotografías se aprecia cómo una de las ramas sale por un hueco que ha encontrado en el alto en el que convive junto a las campanas. El plan del departamento de Cultura de la Generalitat también contempla la retirada de este árbol.

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