P ara que una empresa genere beneficios y sea solvente necesita un buen equipo directivo y excelentes trabajadores. Retribuyendo bien y haciendo frente a sus obligaciones fiscales y laborales el éxito lo tiene asegurado. Evidentemente, excluyo a los empresarios arribistas sin escrúpulos que, tanto daño hacen a nuestro país sin notar en sus nucas el aliento de la Ley.

La política española en general y de los ayuntamientos en particular funcionaría mucho mejor si imitaran a las firmas modélicas de cada zona. En realidad, así debería ser.

A los ciudadanos lo único que nos preocupa es tener un buen alcantarillado, un excelente alumbrado, una óptima recogida de basuras, una inmejorable limpieza de nuestras calles, una buena policía, una justicia imparcial, zonas deportivas y unos eficaces ambulatorios, pero, sobre todo, unos impuestos justos, no pecadores como los de ahora. Menos la policía y la justicia, lo demás es empresa pura y dura.

Para infraestructuras de mayor costo y dimensión ya está Europa, el Gobierno, Generalitat y Diputaciones que, al fin y al cabo, también somos todos. No son belgas, como algunos creen, los que nos mandan el dinero.

Si los ayuntamientos fueran empresas, pero de las buenas, aflorarían muchas cosas que hoy en día pasan desapercibidas. Un ejecutivo de una compañía, a excepción de los que son propietarios, aparte de tener una excelente formación profesional y universitaria, con Masters incluidos, ha de demostrarlo día a día con mucho esfuerzo y trabajo bien hecho. De lo contrario, ya saben dónde está la puerta.

Para ser alcalde o alcaldesa de un ayuntamiento donde las puertas son giratorias y, eso ya es un alivio, sólo necesitas padrin@s. Para ser concejal son suficientes cuatro empujones a lo «vale tudo» brasileño. Los novedosos directores generales, los asesores y «adosados» son nombrados al libre albedrío. El artículo 142 de la Constitución así lo establece. Ese apartado también debería establecer que los sueldos de los políticos y sus cargos de confianza tuvieran un tope máximo sin exagerar y de acorde a los mismos honorarios de sus trabajos o subsidios, antes de llegar a la denigrada política actual.

Me voy a referir a los regidores de la Marina-Safor que me pilla cerca, con un ejemplo estimativo de un pueblo o ciudad más o menos grande. Un alcalde o alcaldesa nunca podrá percibir más de 3.500 euros mensuales. Si antes cobraba en su profesión 5.000 euros renunciará a 1.500 porque ser alcalde de tu municipio no tiene precio, bueno sí, 1.500 euros. A los concejales igual pero a la baja. No gana lo mismo el director de la banda que sus músicos por muy bien que soplen el bombardino o toquen el tambor como los del «Tío de la Porra».

Que a un político, cuya vida laboral es más corta que la de Abascal, se le pague un fortuna es injusto y obsceno, y más con la crisis galopante que estamos soportando. Para el autobombo y cartelerías varias sobra el dinero. Para el IBI, las basuras y el impuesto de circulación siempre falta.

En este país ya nada es sorpresa. Me acabo de enterar que el Gobierno Central está ya maquinando la subida de sueldos de los diputados y senadores sin caérseles la cara de vergüenza. Pero, sigo con lo mío.

Si uno quiere ser regidor y su capacidad profesional anterior era de mileurista, debe cobrar como tal. Si está en desempleo, lo que marca la Ley o un poquito más, tampoco hay que ser tacaños. Si es ingeniero y cobraba 6.000 euros mensuales se le aplica el tope estipulado de 3.500. Se supone que llegan a la política para trabajar por el pueblo al que tanto quieren. ¿O no?

Los políticos tienen que cobrar, ¡faltaría más!, pero siempre en relación a sus capacidades profesionales, no como máximos ejecutivos de grandes multinacionales sin haber dado un palo al agua en su vida. Salvo raras excepciones, son de una mediocridad manifiesta.

Hay preguntas que me gustaría que alguien me las respondiera: ¿Vicky Foods dejaría la compañía en manos de la corporación municipal de Gandia? ¿Pepe la Sal en la de Teulada-Moraira? ¿Oliva Nova en la de Oliva? ¿Rolser en la de Pedreguer o Mercadona en la de Valencia? Y así, sucesivamente…

Yo diría que no, pero se admiten apuestas.