Entre las restricciones que ha impuesto la pandemia del covid-19 y los daños ocasionados por la potente borrasca Gloria, que azotó la comarca de la Safor y buena parte de la costa mediterránea española, los gandienses, y los turistas que la visitan, se han quedado sin poder disfrutar del singular paseo de l’Escollera, que se construyó entre 2016 y 2017 con una inversión cercana al millón y medio de euros procedentes de la entidad Puertos del Estado.

Se trata de un símbolo del turismo de Gandia, dado que ese nuevo espacio para uso y disfrute ciudadano permite caminar, a una considerable altura, sobre vistas hacia el mar y hacia el puerto de la ciudad, en dirección sureste, y con una impresionante perspectiva de la playa de Gandia y de las montañas que cierran la Safor, cuando el caminante va en dirección noroeste.

Numeros ciudadanos siguen preguntándose por qué desde hace meses la mitad de ese paseo, desde la sede del Club de Pesca hasta el faro, sigue cerrado con vallas y cintas de la Policía Portuaria.

Los motivos que mantienen cerrado el acceso a paseo habilitado sobre la escollera que protege el puerto de Gandia son dos. Por una parte, el temporal Gloria, que sobrevino el pasado mes de enero causando daños muy cuantiosos en la costa de la Safor y también afectó a la estructura del tramo final del paseo, el más próximo al faro. Esos daños no están reparados, y, por el momento, se desconoce cuándo se acometerán los trabajos.

En segundo lugar están las restricciones del coronavirus. El paseo se estrecha considerablemente desde el Club de Pesca hasta su extremo sureste, lo que hace más difícil que los viandantes puedan mantener la distancia de seguridad, de dos metros, necesaria para garantizar que el virus no se transmita de una persona a otra, si bien al tratarse de un espacio abierto y extremadamente ventilado el contagio es mucho menos probable.

Por el momento los viandantes se tienen que conformar con disfrutar de las vistas con medio trazado abierto. Al llegar a las vallas que impiden el paso al resto de la zona peatonal, se tiene que optar por dar marcha atrás o por seguir hasta el faro por la explanada que discurre en un nivel inferior y en la que habitualmente se encuentran los socios del Club de Pesca practicando una de sus aficiones favoritas.